Por Siempre Fidel

“Tenemos el derecho y el deber de ser Marxista Leninistas y Martianos”

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Autor: María Magdalena Hernández Morales.

“Tenemos el derecho y el deber de ser Marxista Leninistas y Martianos”.

 Así expresó a la juventud cubana, lo cual queda demostrado en las siguientes tesis esenciales:

Desarrolló su propia manera de entender el Marxismo Leninismo asumiendo este término con total conciencia, lo reconstruyó y consideró el aporte de V.I. Lenin a la teoría marxista con todos sus elementos emancipadores, tiene en cuenta la unión de esta concepción con el pensamiento revolucionario cubano y en especial el de José Martí, articulando los conceptos de soberanía y justicia social.

Sostuvo un pensamiento abierto al conocimiento universal. Significa estar abierto a toda lectura cualquiera que sea el pensamiento, al diálogo de forma crítica y no mimética. Si C. Marx no hubiera escrito su obra cumbre El Capital, hoy se llegaría a la misma conclusión del carácter del capitalismo.

Venció los prejuicios del anticomunismo. Las escuelas de Instrucción Revolucionarias constituyeron la base  de la preparación política del pueblo, Fidel fue un educador político y un comunicador social. Desde la práctica forjó la unidad política del pueblo cubano al frente del partido. La práctica revolucionaria demostró la unidad ideológica  que hay que defender desde la dirección del Partido.

Estableció el diálogo con los creyentes sin negar su concepción marxista. La unidad de revolucionarios, creyentes y no creyentes en la construcción del Socialismo.

Seguidor de la concepción dialéctica de la práctica revolucionaria, creada por Marx, Engels  y heredada por Lenin con un sentido enriquecedor, dirigió un país con genialidad para enfrentar al imperialismo.

Sostuvo un visión crítica de a Historia y de la propia teoría marxista y la historia del Socialismo. Sostuvo una confianza plena en el Socialismo. El concepto de REVOLUCION es expresión de su pensamiento dialéctico y critico.

Nos enseñó a no sentirnos satisfechos por lo hecho, a prevenir la autocomplacencia.

Delineó el concepto de líder, sobre todo el de líder revolucionario.

Su profunda fe en el pueblo, su fe en la victoria, su ejemplo personal.

En entrevista concedida al brasileño Frei Betto, Fidel aseveró:

“…yo, antes de ser comunista utópico o marxista, soy martiano, lo voy siendo desde el Bachillerato […] yo fui siempre…un profundo y devoto  admirador de las luchas heroicas de nuestro pueblo por su independencia en el siglo pasado […] en el pensamiento martiano hay cosas tan fabulosas y tan bellas, que uno puede convertirse en marxista partiendo del pensamiento martiano. Claro que Martí no explica la división de la sociedad en clases; aunque era el hombre que siempre estuvo al lado de los pobres, y fue un crítico permanente de los peores vicios de la sociedad de explotadores. […] cuando yo me topo con el Manifiesto  Comunista  por  primera  vez,  veo  una  explicación;  y  en  medio  de  aquel  bosque  de acontecimientos,  donde era muy difícil entender el porqué de los fenómenos y donde todo parecía consecuencia de la maldad […] de la inmoralidad de los hombres […] empiezas a comprender la sociedad humana, el proceso histórico, la división que tú estás viendo todos los días; porque no necesitas un mapa, un microscopio o un telescopio para ver la división de clases, el pobre aquel sufriendo de hambre, mientras al otro le sobra todo”

Su optimismo humanista  revolucionario se  presenta como una  singularidad  esencial precisamente por la sistematicidad de su manifestación y por su incidencia en la forma en que asumió los cambios y contradicciones sociales, así como la práctica de su liderazgo.

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