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Derechos humanos en la Universidad de Ciego de Ávila

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La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III), como un ideal común para todos los pueblos y naciones. La Declaración establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero.

«LA ASAMBLEA GENERAL proclama la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción».

Fuente: Declaración Universal de Derechos Humanos.

Cuba como país está inscrito en 44 de los 61 instrumentos internacionales vigentes en defensa de los derechos humanos. Pero no es ahí solamente donde queda su presencia: en declaraciones firmadas sobre un papel; sino que, en la práctica cotidiana de los cubanos, está escrita para la historia la verdadera praxis de una política volcada ciertamente a defender y promover los derechos del ser humano.

Cada institución de nuestro país tiene como deber practicar con disciplina el cumplimiento de esas normas sobre los derechos humanos. La Universidad de Ciego de Ávila, por su parte, es una institución docente del Ministerio de Educación Superior de Cuba, que cada día aúna mayor protagonismo en las tareas de impacto en la sociedad que la rodea. Es donde se han formado y hoy estudian alumnos de varias provincias centrales y del oriente del país, y de países extranjeros, quienes son acogidos como hijos por los profesores y trabajadores de la casa de altos estudios. Todos los jóvenes que aquí cursan sus estudios superiores son atendidos igualmente según sus capacidades y necesidades, sin discriminación alguna por motivos de credo, raza, procedencia, orientación sexual, género o capacidad física. Tanto alumnos como profesores han trabajado unidos en momentos cotidianos de normalidad o en situaciones excepcionales. Un ejemplo de ello es el período en que el centro funcionó como hospital para los sospechosos de estar enfermos de COVID- 19, en las dos etapas en que la provincia estuvo más complicada con el contagio de personas.

Este sentir se expande por todas las vías en las voces de estudiantes y profesores de la UNICA:

El joven profesor de la Facultad de Cultura Física Jonathan Ceballos Barrios, quien padece de una discapacidad auditiva, se siente feliz de ser educador en esta universidad, y orgulloso por los años de estudiante en esa misma facultad en los que gozó a plenitud de todos los derechos que tienen los alumnos en nuestro país. Incluso se destacó muy activamente en las actividades de la UJC y la FEU en esos años. Él afirma que: “en esta universidad se han respetado todos mis derechos, he tenido siempre puertas abiertas aquí para cualquier situación, y me siento bien, la comunidad universitaria es muy acogedora para mí, porque me han dado la disponibilidad posible en todos los sentidos, como para formar valores dentro de mi profesión y prepararme científicamente; gracias a esos derechos humanos universitarios me siento bien trabajando como profesor y quisiera quedarme para toda la vida en la universidad”.

Alumnos y profesores de todas las facultades expresan desde su experiencia personal como en la Universidad de Ciego de Ávila se sienten con derechos.

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