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Fallece Carlos Baliño, fundador con Julio Antonio Mella del primer Partido Comunista de Cuba.

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Carlos Baliño, obrero tabaquero de filiación socialista compañero de José Martí en la gesta independentista, fue calificado por el Maestro como “un cubano que padece con alma hermosa por las penas de la humanidad y solo podría pecar por la impaciencia de redimirlas”, palabras muy cercanas a las que utilizó para calificar a Carlos Marx cuando supo de su deceso en 1883,  al cual  consideró “hombre comido del ansia de hacer bien”.

 A Martí y Baliño  los hizo coincidir y  unir en la historia  los planes prácticos e inmediatos  de la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) en 1892, para unir a los cubanos y  hacer posible la Guerra Necesaria de 1895, con el fin de lograr  la independencia de  Cuba de España, lo cual consideró el Apóstol como factor importante para impedir el dominio del imperio norteamericano sobre América Latina.

En 1892,  el obrero tabaquero conoció en Tampa, Estados Unidos, al prócer independentista y se convirtió en su  cercano colaborador, que lo distinguió, además, con su amistad, y desde entonces  participó activamente en la fundación  y dirección de clubes revolucionarios de base del PRC, cumplió tareas en la recolección de fondos en su gremio y escribió artículos en el periódico Patria llamando a  desarrollar la revolución.

 La identificación  con el antiimperialismo de Martí  la expuso en 1894, en una carta al patriota Rafael Serra, del seis de octubre de ese año, en la cual le decía: “Yo sé que usted defenderá la República de Cuba, independiente y soberana, y que hará guerra sin cuartel a la idea anexionista, que si se realizara, pondría a las clases desheredadas de Cuba, los productores, bajo la férrea planta de la plutocracia americana”.

 En  su temprana formación como marxista  se destacó en Baliño la claridad ideológica y política, y de forma intuitiva y autodidáctica supo entender e integrarse a la gesta independentista, la cual veía como una etapa indispensable para la futura  redención de la clase trabajadora, en una época en que no escaseaban las interpretaciones dogmáticas y excluyentes del incipiente movimiento socialista  sobre el desarrollo y alcance de las luchas de independencia de  América Latina.

Tras finalizar la guerra contra España retornó desde Estados Unidos a Cuba y comenzó una activa tarea como publicista para denunciar  la explotación de los trabajadores y divulgar  la ideología marxista y socialista, además de participar en la organización del Partido Obrero (1904),  que transforma  en Partido Obrero Socialista y  publica el que quizás fue el único artículo en apoyo a la revolución rusa de 1905.

 Tomó parte en la constitución de  la Agrupación Socialista Internacional y del Partido Socialista de Cuba, surgido de la refundición del Partido Obrero Socialista y de la Agrupación Socialista Internacional, creada también con su contribución.

La llegada de los años de 1920 va a representar la entrada en acción de una nueva generación nacida con el siglo, la cual irrumpe en la vida nacional del país, sumido en la frustración que trajo la seudo república de 1902  que negó todos los postulados martianos.

Julio Antonio Mella y  Rubén Martínez Villena son ejemplos destacados de esa generación que   aportó  a la lucha revolucionaria un nuevo aliento, a la vez que proclamó la necesidad de rescatar el pensamiento y la obra inconclusa de los ideales independentistas.

Para entonces Carlos Baliño, ya al final de su vida,  representó  el doble significado histórico de ser el puente y continuación del pensamiento antiimperialista  de José Martí y los de redención social que proclamaba el momento.

El  16 de agosto de 1925 participó junto a  Mella  y otros compañeros en la fundación del Partido Comunista de Cuba, última obra  que emprendió ya sintiéndose enfermo, lo cual fue posible en gran parte  por los  años de lucha y de organización del movimiento obrero y marxista que desde 1898 inició  Baliño  y otros dirigentes.

Falleció el 18 de junio de 1926, a los 78 años de edad en La Habana.

En esa ocasión  el Periódico El boletín del cigarrero reprodujo  un artículo de gran simbolismo titulado  “La caída del roble”  y en  uno de sus párrafos sentenció:»Los trabajadores de Cuba y especialmente los comunistas, han perdido a uno de sus mejores militantes».

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