Seguirle la pista a los premios literarios y los libros publicados por el joven escritor avileño Leonel Daimel García Aguilar podría ser un ejercicio arriesgado, porque han sido varios y han llegado casi consecutivos en los últimos tiempos, pero como testigos de la labor de un gremio incansable, intentamos, siempre, contar las buenas noticias.
De ahí que cuando se dio a conocer, a través de las redes sociales en Internet, su premio en la XLIV edición del concurso de literatura y artes plásticas Regino E. Boti, en Guantánamo, con el libro La importancia de los mapas, no nos conformamos y buscamos otros detalles para seguir conformando su historia de vida en el panorama literario avileño.
Sucede que para Leonel Daimel hay connotaciones especiales detrás de la sorpresa del galardón y de la posibilidad de que el texto salga a la luz bajo el sello de la editorial El Mar y la Montaña, pues el primer ejemplar de literatura para niños que le despertó curiosidad, siendo ya adulto, fue, precisamente, uno que había alcanzado igual reconocimiento en el año 2006, El mundo de plastilina, de Mildre Hernández.
Así que, si se quiere, encontramos algo de magia y recompensa en eso de verse merecedor de lo que tiempo atrás admiró desde la distancia, con las ganas de un muchacho que todavía no se atrevía a escribir.
El jurado encargado de evaluar las 15 obras en concurso, estuvo integrado por los escritores Rubén Rodríguez, Eldys Baratute y Lázaro Alfonso Díaz, quienes reconocieron en el acta que “es un texto que destaca por su honda sensibilidad, que refleja los sinsabores de la emigración para un niño cubano y las secuelas que provoca el desarraigo. Un libro muy bien escrito, equilibrado y sin dramatismos excesivos, pero que deja una huella en los lectores de cualquier edad”.
Se trata de una novela formada por pequeños capítulos y escrita en segunda persona, que intenta poner al lector en el lugar del protagonista para que sienta las sensaciones experimentadas por un niño cuando sus padres deciden emigrar de forma ilegal a Estados Unidos.
Según su autor fue una historia que necesitó escribir. “Resultó un modo de aliviar las preocupaciones que como joven cubano he sentido frente a la situación de muchas familias, marcadas por la huella de la lejanía. Escribí para liberar lo que sentía, para aliviarme y canalizar angustias”.
Confiesa, también, que es una obra reciente, la cual dudó en enviar al certamen y fue gracias a la insistencia de su amigo y escritor Leo Buquet que se atrevió a concursar con un tema tan polémico y tratado desde diversas aristas. Ya sabemos que fue para bien y el galardón se traduce en alegrías y nuevos bríos para la creación literaria en la Ciudad de los Portales.
Comenta aquí