En este siglo el asma ha continuado aumentado de manera espectacular, sobre todo en los centros urbanos más congestionados y se ha convertido en una verdadera plaga. En un 50% de los casos empieza antes de los 20 años de edad, particularmente desde la primera infancia: en 30% entre los 20-45 años; en 20% entre los 45-70 años.
A menudo se considera como una afección psicosomática. El asmático es, en efecto, generalmente, un sujeto ansioso que sufre frecuentes cambios de humor y reacciona con exceso de emotividad entre acontecimientos que, para la mayoría de las personas, no tienen mayor importancia.
Naturalmente, si el asma es alérgica es otra cuestión. En este caso se manifiesta o se acentúa en los cambios de estación, al tomar cierto tipo de alimentos, o en presencia de polvo que contenga determinadas sustancias. Puede desaparecer al cambiar de lugar de residencia.
Una idea que debemos saber es que el ejercicio no cura el asma, pero enseña y ayuda a vivir mejor con ella. Con el ejercicio el niño realizará actividades físicas con las que obtendrá por sí mismo la confianza y entusiasmo necesario en actividades en las que está expuesto diariamente. El uso de programas de actividades físicas e iniciación al deporte tiene un gran potencial para estos muchachos.
Todo ello nos lleva a un mejor conocimiento del asma y a un establecimiento de unas dosis de medicamento más ajustadas. Antes de iniciarse en la actividad física y en el deporte debe consultar con el especialista cual es la medicación idónea personal para evitar la crisis.
Los niños asmáticos que desarrollan broncoespasmos con el ejercicio tienen limitada su capacidad de esfuerzo, pero esto no es motivo para que no participen en deportes competitivos, siempre que sepan establecer sus propios límites y tomen su medicación.
Antes de iniciar un ejercicio es conveniente la utilización de un broncodilatador. La mejor vía de administración es la inhaladora y si no se está seguro de su correcta administración se puede utilizar la cámara de inhalación. Es bueno que antes de iniciarse en un deporte que se acuda a la consulta para valorar la condición física previa y poder objetivar la mejora con el tiempo.
Los niños asmáticos que no practiquen deporte competitivo se pueden ver beneficiados en la evolución de su enfermedad por la participación en programas de ejercicio físico, dirigidos a mejorar la fuerza y resistencia de los músculos que intervienen en la respiración. Con este entrenamiento físico podrán mejorar: el funcionamiento de sus músculos respiratorios, la adaptación de su aparato circulatorio al esfuerzo, su bienestar general su tolerancia al ejercicio físico.
La mortalidad por asma es relativamente baja, comparada con la difusión de la enfermedad. Inmediatamente después de la introducción del tratamiento con cortisona se produjo una neta reducción de la mortalidad, pero también ha habido un preocupante aumento a partir de 1960, posiblemente debido a la asociación de la enfermedad asmática con el incremento de la bronquitis crónica.
En adultos es menos probable que las causas del asma sean las alergias, siendo más habitual que está asociado con infecciones respiratorias y trastornos emocionales, es decir, se da el asma intrínseca.
Hay unos ejercicios respiratorios que son beneficiosos y deben realizarse diariamente quien sufra enfermedades respiratorias, ya sea el asma bronquial como el asma alérgica. Estos ejercicios son fáciles, pero deben hacerse, en un primer momento, bajo la dirección de un fisioterapeuta. Estos ejercicios de gimnasia respiratoria útiles son los siguientes:
1. Ponerse en pie, con las manos situadas debajo del ombligo y las puntas de los dedos tocándose; inspirar profundamente a través de los labios semicerrados, como si fuera a silbar; después de cada inspiración comprimir el abdomen hacia arriba, para expulsar el máximo de aire.
2. Sentarse en una silla con las manos puestas en el tórax con los meñiques apoyados sobre las últimas costillas; inspirar profundamente, expirar despacio, oprimiendo las costillas para expulsar el aire de las bases de los pulmones.
3. Acostarse boca arriba en el suelo, con la mano izquierda sobre el tórax, la mano derecha encima del abdomen; inspirar (la mano derecha, por expansión del abdomen, se levanta visiblemente, mientras que la izquierda, lo hace sólo un poco), expirar apretando el abdomen hacia arriba.
4. Tumbarse boca arriba, la mano izquierda en el abdomen, la derecha sobre el tórax, las rodillas flexionadas, los pies apoyados en el suelo; apretar lo más posible los muslos contra el tórax, acercando los talones a los glúteos, sin levantarlos. Inspirar profundamente, expirar apretando el abdomen hacia arriba.
Actividad física y asma
Cuando un asmático decide hacer un deporte siempre se cuestiona él y su familia cuál es el más idóneo. El mejor es el que a él le parezca que es con el que se divertirá más. Existen grandes deportistas que son asmáticos en ciclismo, en carreras de fondo, en fútbol, en vela, en taekwondo, en judo, en baloncesto, … En los últimos juegos olímpicos se ha visto que entre un 8 y un 12 % de los competidores son deportistas asmáticos, pero el deporte donde hay más, o por lo menos más conocemos es en natación, debido a que es el deporte en el que más facilidades encuentra el asmático para entrenar sin tener molestias, pues es un ambiente caliente y húmedo.
Lo importante es que el asmático puede hacer cualquier deporte si mantiene unas normas mínimas para evitar la crisis de una forma consciente y constante. Sólo hay un deporte que no puede hacer un asmático que es el buceo con botellas de aire, debido a unos condicionantes fisiológicos determinados que pueden afectar a cierta profundidad al asmático. Aunque, con el control de un buen profesional y un conocimiento profundo de su enfermedad y su estado actual también puede practicar el buceo con escafandra autónoma sin un riesgo superior al de otros individuos no asmáticos. Y es que con la actividad física el asmático puede beneficiarse:
Facilita y permite el correcto desarrollo físico y psíquico del niño.
Favorece la integración en el grupo.
Mejora de la autoestima del individuo adolescente.
Mejora de la condición física general.
Permite una mayor tolerancia al ejercicio.
La crisis en caso de aparecer lo hacen para trabajos mucho más intensos.
Permite un mayor control de las crisis.
Además, el efecto del ejercicio propio del aire frío y seco sobre la mucosa bronquial. Debe recordarse que un individuo que realiza una maratón en dos horas y media ventila el mismo aire que durante dos días haciendo una vida sedentaria. El deporte más adecuado para un paciente que padece asma es la natación, lo hemos oído en múltiples ocasiones. Sabemos que hay muchos deportistas de nivel internacional y que su deporte es o ha estado relacionado con el agua.
Debemos buscar el éxito en el mejor conocimiento de la enfermedad, de las limitaciones de la misma, de la calidad de vida, de la independencia social y de todos aquellos atributos que se adquieren del juego en la evolución psicofísica del individuo. La ventaja de la natación es el mayor margen de seguridad con respecto al asma de esfuerzo que ofrece el clima particular del recinto donde se halla la piscina.
Para poder comprender el porqué de la relación beneficiosa entre la natación y el asma, debemos conocer las características del asma de esfuerzo que nos explicará en su origen fisiopatológico las causas de las crisis y cómo evitarlas. El asma de esfuerzo es aquel en el que el origen de la crisis se debe a realización de un ejercicio físico de mayor o menor intensidad de duración y que aparece en la mayoría de los pacientes con asma.
En conclusión, podemos decir que la pérdida de calor y agua por la mucosa respiratoria son estímulos muy potentes para el estrechamiento de las vías aéreas en los pacientes con asma. Los cambios físicos que se producen proveen un ambiente ideal para la liberación de sustancias que favorecen la crisis. Es obvio que, si la crisis de asma de esfuerzo se provoca por la sequedad del aire y en algunos casos por el enfriamiento de las vías aéreas, junto a esta deshidratación de la mucosa, el lugar idóneo de temperatura y de humedad es sin duda una piscina de interior, donde la humedad del ambiente debe ser de entre el 60 y 70% y la temperatura entre 24 y 30 ºC según la normativa actual.
El niño, adolescente o adulto con asma puede en este caso practicar un deporte con mayor seguridad y con más amplio margen terapéutico. Solo un muchacho en un período muy inestable padecería una crisis en esas condiciones. Esta situación deberá evitarse, no solo en este deporte sino en cualquiera, dado que es la primera norma que debe seguir cualquier paciente con asma. No debe hacer un ejercicio si el asma basal, por la razón que sea, no está siendo bien controlado en ese momento, o se tiene sintomatología en reposo.
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