La ciudad entera de Santiago de Cuba, aliada a los revolucionarios, cooperó unida en las acciones del alzamiento del 30 de noviembre de 1956, que tenía como fin cumplir el compromiso establecido en la Carta de México de apoyar el desembarco de Fidel Castro y los expedicionarios del yate Granma.
Frank País desplegó un amplio plan organizativo para apoyar a quienes habían empeñado la palabra de “ser libres” o “ser mártires”.
Santiago se vistió de verde olivo y amaneció en pie de guerra. Las acciones del 30 de noviembre demostraron la entereza y voluntad de lucha del pueblo cubano para derrocar al régimen de Batista y lograr la libertad plena
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