Yoana y Ariel son dos jóvenes profesores de la Universidad de Ciego de Ávila,quienes están unidos en el trabajo y en la vida. Amor que engendró un fruto esperado y que crece en la barriguita de Yoana desde hace 5 meses.
A la muchacha es común verla en las oficinas de la Secretaría General, sumergida entre certificaciones de notas y documentos por homologar,rodeada de cactus y observando desde la ventana a los gaticos que merodean en los exteriores de la Universidad.Ariel acabó de defender su Doctorado ,comparte sus horas entre el laboratorio y la Facultad de Ciencias Agropecuarias.
El amor-varias veces mencionado en esta nota-no surgió en medio de la pandemia, tiene raíces desde mucho antes. Pero si de algo ha servido esta etapa es para reafirmarlo, desde la admiración y el orgullo compartido. Días atrás Yoana emocionaba a sus amigos en Facebook con un post ,en los que resalta el miedo que experimentó cuamdo Ariel le dijo que se uniría al grupo de voluntarios que trabajan en el Centro de Aislamiento radicado en la UNICA. Sentimiento que fue sustituido por la admiración al esposo, valiente muchacho que entiende de que lado está el deber.
Este comentario busca reconocerlos a ambos, sabedora quien escribe, de que historias como estas,de héroes comunes-Yoana y Ariel-,se suceden a diario,y merecen visibilizarse y compartirse. Orgulloso el fruto del amor de ambos,quien podrá escuchar en voz de los protagonistas, no sólo cuentos de princesas encantadas,hadas madrinas o casas que hablan,sino también la historia de un país que se reinventa en tiempos de crisis, y de un amor,de dos Valientes: sus padres.
Comenta aquí