Cuando el 4 de abril de 1972 el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, convocó a los estudiantes de décimo grado a participar en la creación del Destacamento Pedagógico, Ángel Cabrera Sánchez no se había planteado nunca la idea de dedicarse al magisterio, mucho menos llegar a ser historiador de su ciudad natal, Ciego de Ávila.
Diez años después de la Campaña Nacional de Alfabetización el país continuaba con el desarrollo de programas formativos para garantizar la continuidad de estudios de docentes y alumnos, pero el curso 1972-1973 representó un reto en el sector educacional.
Recuerda Angelito, como es llamado por todos, que ante la explosión de matrículas de estudiantes en las secundarias básicas, y para solucionar la carencia de maestros, se creó el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, proyecto que en 2022 festeja su aniversario 50.
“A los 15 años se tienen muy pocas cosas claras sobre un posible futuro profesional, pero en mi época de lo que sí estábamos convencidos era del compromiso con la Revolución, por eso no dudé cuando el Comandante hizo el llamado durante el II Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas”, cuenta Ángel.
Un total de 12 adolescentes del municipio de Ciego de Ávila, en aquel entonces perteneciente a la provincia de Camagüey, respondieron a la convocatoria, entre ellos Ángel y su actual esposa Mayda Pérez García, quien en aquel momento era su novia.
Durante todo el mes de agosto de 1972 los futuros maestros fueron concentrados en la escuela Mártires del 9 de abril, donde recibieron una preparación intensiva bajo la dirección metodológica del Instituto Pedagógico camagüeyano y la tutoría de los profesores de mayor experiencia de los territorios cercanos.
El programa que formó futuros
Por ser la localidad de Ceballos uno de los puntos citrícolas más importantes del país, fue escogida para construir ahí las primeras Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC), ya que las características de sus tierras eran propicias para desarrollar la concepción del vínculo estudio-trabajo que regía esos centros educativos.
“Los miembros del Destacamento desarrollamos gran sentido de pertenencia con esas instituciones, nos involucramos en todos los procesos constructivos, hacíamos las guardias educativas, acompañábamos a los alumnos a las labores agrícolas, participábamos en los trabajos voluntarios y llegamos a representar entre el 50 y 60 por ciento del profesorado”.
Ángel Cabrera Sánchez y su esposa participaron en la fundación de la ESBEC Batalla de las Guásimas, conocida también como Ceballo 1, y allí impartieron por vez primera una clase de Historia.
“Desde el momento que decidí ser maestro tuve claro que me especializaría en Historia, recuerdo ensayar más de siete veces la primera clase para perder un poco el nerviosismo”.
Planificar bien el tiempo era el principal reto, debido a que el plan de estudio-trabajo también era aplicado para los noveles profesores, de modo que la escuela secundaria funcionara en dos sesiones: los maestros impartían lecciones por la mañana y por la tarde recibían la formación docente.
“La diferencia de edad entre los alumnos y nosotros era máximo de dos años, sin embargo, forjamos relaciones basadas en el respeto mutuo. En eso radicó la clave de nuestro éxito; hoy día, muchos de esos muchachos cuando me ven en la calle me siguen llamando profe, lo que me llena de orgullo”, comenta Angelito.
La creación de estas vanguardias educacionales constituyó una de las medidas más revolucionarias de la pedagogía cubana, formando a miles de profesores en cinco contingentes que se organizaron hasta 1976.
“A pesar de todos los retos que representó, lo recuerdo como una de las etapas más hermosas de mi juventud, donde aprendí lo bonito de enseñar, me enamoré de la historia, me casé con la mujer de mi vida y maduré mi posición como comunista y revolucionario”, afirma Sánchez Cabrera.
Durante el tercero y cuarto años de constituido el Destacamento se construyen las denominadas unidades pedagógicas universitarias o filiales pedagógicas, lo cual permitió alcanzar un mayor equilibrio en la dualidad alumno-profesor y posibilitó incrementar la actividad científica, cultural, deportiva y recreativa en la formación de los jóvenes.
“Cuando terminamos la carrera nos quedamos trabajando en la filial pedagógica hasta 1982, año en que me llaman del Partido Provincial de Ciego de Ávila para dirigir la Oficina de asuntos históricos y comienzo a dedicarme por completo al estudio de la historia local”, explica el maestro.
Desde entonces Angelito ha desarrollado, siempre en compañía de su esposa, un amplio quehacer investigativo y docente, en pos de desentrañar la verdad y la belleza del pasado de la provincia.
Como resultado de estas indagaciones están los estudios sobre la guerra de independencia, la huelga del 9 de abril, las luchas contra Batista, y los valiosos cuadernos de historia avileña.
Ángel Cabrera Sánchez, quien desde 1993 es el Historiador de la Ciudad de Ciego de Ávila, no se imagina su vida sin esta rama de las Ciencias Sociales, por eso está tan orgulloso de formar parte de la generación fundadora de los Destacamentos Pedagógicos.
Fuente: Periódico Digital Invasor
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