Pero la educación en línea no va de controlar, sino más bien de impulsar.

De hecho, entre los modelos para clases digitales, la mayoría apuesta por la autodeterminación. En el caso del E-learning (aprendizaje electrónico) se insiste en que cada quien marque su propio ritmo, además de fomentar la deslocalización del conocimiento al combinar varios materiales auditivos, visuales e interactivos, sin salir de una plataforma, donde se registra la actividad de los estudiantes.

Del mismo modo ocurre con el M-learning (aprendizaje móvil), que ofrece más libertades pues no se depende de un ordenador. Incluso en el Blended Learning, o aprendizaje combinado, se impulsa la autogestión del conocimiento aunque con los beneficios de la formación semipresencial y los servicios online.

Por tanto, los tres tipos más destacados de sistemas de clases virtuales demandan independencia por parte de los usuarios. Todo esto representa un cambio cultural acelerado en medio de la crisis por la pandemia de la COVID-19; que influirá para siempre en los modos de pensar la universidad.

Enseñar y aprender desde casa

El nuevo entorno supone una disminución de las jerarquías académicas, la comunicación horizontal entre profesores y estudiantes; y la ruptura, en parte, de la falsa dicotomía que alejaba el modelo de clases presenciales del uso activo de las tecnologías. Sin embargo, persisten los intentos de reproducir en los entornos virtuales las mismas actividades que ya se desarrollaban en el ámbito físico.

Bajo este concepto, una clase presencial en la que durante una hora se exponía la materia a los estudiantes, ahora la encontramos prácticamente transcrita a Word en el Entorno Virtual de Enseñanza-Aprendizaje (EVEA) con iguales contenidos, la misma extensión y dinámica que la clase presencial. Eso no es lo que se espera.

Asimismo, algunas páginas dentro de los cursos contienen demasiadas ideas y conceptos al mismo tiempo; aun cuando experiencias académicas sobre Moodle en Cuba sugieren que cada pantalla debe transmitir una única idea. Lo ideal es publicar un concepto a la vez y usar otros materiales a modo de cápsula de audio muy precisa o recursos gráficos como diagramas e infografías.

También se puede establecer un espacio general inicial — con foro abierto por profesores — con la intención de que los estudiantes conozcan y expresen preocupaciones y expectativas con el curso. Además de indicar la creación de espacios en otras plataformas que permitan al grupo y el profesor socializar de forma cotidiana, por ejemplo un grupo en Telegram o WhatsApp.

Pero, resulta vital que se coordinen calendarios grupales, tal vez mediante el EVEA, que deben sincronizarse con los del mismo curso. Diseñar autoevaluaciones cualitativas o, en su lugar, emplear cuestionarios automáticos. Organizar los tiempos para asuntos académicos, y establecer reglas flexibles, para poder negociar con los alumnos lo que sea posible, desde la empatía.

Otra recomendación es gestionar desde adentro del curso la creación de cuestionarios iniciales para evaluar de forma instantánea el nivel de cada estudiante con determinado contenido y adecuar las publicaciones. Así como añadir foros para potenciar la interacción en la propia plataforma, y recordar que el centro de la formación virtual deben ser los estudiantes.

De lo contrario, la enseñanza parecería sin alterar, al mantener en el centro al profesor como transmisor de contenido. Una metodología totalmente discrepante con las características de las plataformas de Moodle, entre ellas EVEA. Realmente, algunos estudios indican que, más allá de la forma con que se presente el contenido, la atención debe centrarse en los estudiantes y los distintos niveles de competencias para emplear plataformas educativas.

¿Cómo sacarle mayor provecho al curso?

Para nosotros los estudiantes, tal vez, lo más difícil sea mantener la concentración durante las sesiones de foro, ante otras distracciones en la web. Tenemos que adáptanos a la autodisciplina de las clases en línea, aunque creamos conocer el funcionamiento de Internet gracias a las redes sociales.

De igual forma, será muy fructífero que prepares un rincón en casa para estudiar de forma organizada. Busca un sitio con mejor conectividad a Internet e iluminación, por donde puedas poner libros y libretas para tomar apuntes.

A pesar de que la plataforma sea muy intuitiva y amigable, puede presentar ciertas dificultades para aquellos que no están acostumbrados al uso de las tecnologías. Por este motivo, es muy importante dedicar un tiempo al inicio del curso a la lectura de la guía de usuario y a la familiarización o configuración de la plataforma.

En Moodle están montados los entornos virtuales de aprendizaje que se emplean en varias universidades del país, por sus funcionalidades y lo gratuito de su servicio. Además es colaborativa así que, ante cualquier sugerencia, puedes localizar en la web los foros de usuarios de Moodle en Español y compartir tu criterio. Una de sus principales elementos a destacar es que atiende factores de accesibilidad como la variación en el tamaño de las letras y la descripción de imágenes para el servicio lectura de pantalla.

Debe permitir conversar con usuarios de toda la universidad mediante el chat, así como recibir información sobre esa persona, bloquear o eliminar las conversaciones. Permite también importar el calendario de Google, por ejemplo, para sincronizar tu lista de tareas. Al igual que los cursos, un profesor puede crear un calendario, curso o foro y mantenerlo invisible hasta que tenga turno en horario.

Tanto a nivel de asignatura como de facultad se pueden crear foros y blogs anclados a un curso –en la opción del perfil personal que permite crear blogs–. Estos pueden funcionar como tablón de anuncios o incluso para debatir mediante los comentarios de los blogs. Al tiempo que puede visibilizar el avance de un tema.

En general es una plataforma bastante simple y cómoda. Sin embargo, por una parte, aún queda la preocupación del acceso libre para todos los estudiantes a esa plataforma. Por otra, durante las modificaciones al EVEA se han visto limitadas opciones como el chat interfacultades, lo que va quitándole potencialidades al servicio. No debería quedarse solo como un repositorio de archivos PDF, cuando el reto es motivar la interactividad para hacer eficaz el método.

El nuevo curso, la nueva plataforma, exigen que profesores y estudiantes busquen juntos el conocimiento, estrechen lazos y los miembros de cada grupo o facultad se apoyen desde la distancia. Estén presentes, se sientan parte de un mismo proceso colaborativo. Como apunta el teórico de la comunicación y profesor de la Universidad de Navarra, España, “al final, no son los espacios físicos comunes, sino los valores compartidos los que definen a cada comunidad académica”.