Quizá te preguntes: ¿es posible dialogar a través de un papel impreso o un vídeo?, ¿es posible hacer que toda una comunidad se involucre personalmente en la producción de una información?
Apuntamos algunas ideas para hacer una comunicación participativa:
Sal de casa. La comunicación se hace más allá del ordenador, tu habitación, tu clase o una redacción. Es preocupante cuando las y los periodistas no salen a la calle.
Prealimentación. Antes de empezar a escribir, a elegir temas, parte de la gente. Busca temas entre la gente con la planeas establecer la comunicación. La comunicación no comienza hablando, sino escuchando.
Cuida las brechas. Piensa en las personas que van a participar en al comunicación. ¿Utilizan más el papel? ¿internet? ¿la radio? Por ejemplo, en general las personas mayores prefieren la lectura en papel o en la radio, mientras que la mayoría de las personas jóvenes se comunican por internet o por el móvil. Escoge el medio más adecuado, ¡no lo conviertas en una brecha!
Cambia de espacios. Elabora la información en diferentes espacios. Rota los sitios de reunión para las asambleas de la redacción. Convoca en una casa, en un local que dé a la calle, en un banco del parque, en una estación de autobuses, en el mercado, en esa plaza donde coincide todo el mundo…
Abre diferentes canales de participación. Las cartas a la dirección son un agujero demasiado pequeño para participar en los medios de difusión. Instalemos más canales para que la voz de todas las personas nos llegue. Para algunas personas, les resultarán más cómodo contactar a través de correos electrónicos o diferentes redes sociales. Para contar con aquellas personas que no usan los ordenadores, o con aquellas a quienes les cuesta más escribir, podemos acercarnos a sus espacios con una grabadora…
Cuida a quienes participan. Como en cualquier proyecto que exige participación, es recomendable atender correctamente a quienes dedican su tiempo para seguir favoreciendo su participación y para que animen a otras personas a involucrarse. Es fundamental responder rápidamente a sus mensajes, respetar sus decisiones y opiniones y, en definitiva, tener en cuenta que nos llevará tiempo dinamizar esa participación y que tendremos que ser capaces de admitir que nuestro sitio pertenece a más personas. Por lo tanto, no podremos controlar todo completamente.
Modera el volumen. Pregúntate a cada información qué importancia tiene ese asunto para dedicarle más o menos espacio, más o menos recursos y para darle más o menor difusión.
De audiencia a interlocutores. No pienses en el público como una audiencia anónima. Tienes que conocerles. Y no son “público” o “audiencia”, ya que te podrán responder, comentar. ¡Son parte de la conversación!
No resuelvas todas las dudas. Al acercarse a muchos temas para comunicar, es posible que surjan multitud de dilemas. Plantéalos. Problematiza. Haz que tus interlocutores e interlocutoras en la comunicación se hagan también preguntas. Incluso haz posible que respondan. Provoca una conversación.
Educa. Pregúntate a cada mensaje si el resto de personas de la conversación entenderán lo expresado. Si no es así, quizá sea interesante incluir alguna introducción o cuadros explicativos. Tenemos que intentar expresar el mensaje de manera que esa persona, si lo lee o escucha, lo comprenda perfectamente.
No temas a los errores. Es posible que ciertas informaciones provoquen conflicto, que en la cobertura cometas equivocaciones. Intenta hacerlo honradamente. Corrígete si es necesario. La realidad es ambigua, plural. Intenta enfrentarla de manera abierta, sin tantos dogmas.
Comunica permanentemente. La comunicación es un proceso, es algo continuo, no aislado. No la limites a algunos momentos de tu vida, a un proyecto.
Visibiliza la conversación. Un artículo puede ser incluso un listado de declaraciones de las personas que participan de la comunicación. De vez en cuando, cuando se haya dado una conversación interesante, publícala. En el cuerpo de una noticia, copia todas las aportaciones y los nombres de las personas que las han realizado.
Prioriza los temas que importan a la comunidad. Normalmente serán asuntos locales, pero también habrá temas nacionales e internacionales que nos preocupen, conectándolos con la realidad local, con la experiencia de la comunidad… explica cómo les afectan.
Grupo de expertas y expertos. No todo el mundo participa de igual manera y no todo el mundo sabe de todo. Sin embargo, todo el mundo sabe de algo. Quizá sea una buena idea que, para cuestiones de las que sepamos menos, formemos grupos de personas expertas.
Evaluación colectiva. Pregunta a las personas si entendieron la comunicación, qué les pareció y cómo la mejorarían.
Tomado de: Revista Cibercorresponsales
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