Cada 8 de octubre renace el hombre de luz ardiente en la palabra, el de los ojos inquietos y penetrantes. Es el mismo Che y es otro, hecho también a imagen y semejanza de las revoluciones de los nuevos tiempos. Camina a nuestro lado, codo con codo, iluminándonos, desbrozando con su perenne humanismo los entuertos de un mundo que necesita de muchos Guevara para edificar la sociedad que soñamos.
Desde Santa Clara volverá a erguirse para comandar una legión de niños, jóvenes y hermanos de causa, que lo saben Guerrillero eterno, hereje virtuoso que no cabe en el pecho de nadie ni en el mármol de un monumento.
Tomado del periódico digital juventudrebelde.cu
Comenta aquí