Durante la Guerra Hispano Cubano Norteamericana, el 10 de junio 1898, por Guantánamo comienza el desembarco de 600 infantes marines estadounidenses, que mantendrán invadido el país hasta 1902. En esta etapa, en Santiago de Cuba, el clima ronda los 30 grados Celsius por lo que el calor era enloquecedor. Las tropas hispanas que custodiaban el litoral este de la zona de operaciones visibilizaban perfectamente el desembarco del regimiento de caballería Rough Rider al mando del coronel Teodoro Roosevelt. El lugar no brindaba ningún tipo de protección a los desembarcantes, no así para los defensores que se escudan en las malezas y bajo la protección de la altura de su posición. Al abrir fuego casi diezman a los estadounidenses que no hicieron otra cosa que pegarse al terreno llenos de pánico. Las fuerzas mantisas destacadas para proteger el desembarco entraron en acción librando combate contra la defensa española desalojándola de las alturas.
Según el almirante Mckeala,
(…) Los cubanos habían ido a salvarlos del pánico en que se encontraban ellos desde la llegada, que no los dejaba respirar y que no sabían como agradecerles en nombre del gobierno estadounidense a los cubanos que llegaron (…) para evitar un desastre a las fuerzas de desembarco (…)
Para oponerse a estas fuerzas, las tropas españolas disponían de varios cañones antiguos y de corto alcance en el Fuerte del Toro, además del apoyo del cañonero “Sandoval”.
En varias ocasiones el Ejército español trató de expulsar a los invasores al mar, siendo rechazados una y otra vez por los americanos, ayudados por los cañones del pequeño crucero “Marblehead”, que fue incapaz de adentrarse más profundamente en la bahía debido a la feroz oposición que el “Sandoval”, más ligero y maniobrable, le opuso en aquellas aguas.
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