En el proceso bilateral de la interacción de los deportistas y con el equipo, el entrenador como dirigente oficial ocupa un lugar central. Las exigencias normadas por su papel social incluyen varias funciones, de las cuales las principales son la enseñanza y educación de los deportistas, la dirección de ellos y del equipo, tanto durante la clase de entrenamiento, en las competencias, así como en el tiempo libre.
En el trascurso periódico del proceso organizativo del entrenamiento, al resolver tareas educativas y de enseñanza en su unidad, en entrenador realiza preparación general, física. técnica, táctica y psicológica de los deportistas y del equipo con el objetivo de alcanzar logros deportivos. El entrenador perfecciona las capacidades motrices, los hábitos y las cualidades físicas de los deportistas, los nutre de conocimientos especiales y generales, estudia con ellos combinaciones tácticas, forma con determinados objetivos puntos de vista, opiniones, así como convicciones, los educa en los sentimientos morales, desarrolla las capacidades, el intelecto, la voluntad, el carácter y el autoperfeccionamiento.
La función de dirección es el trabajo principal del entrenador. El profesionalismo del entrenador se manifiesta con mayor plenitud en la calidad con que se ejecuta, precisamente esta función. Pero para la creación de un colectivo cohesionado es preferible que el entrenador sea no solo el dirigente oficial, sino también el líder del equipo.
Como dirigente, el entrenador responde por el equipo y por los deportistas, forma y organiza la actividad competitiva, dirige el equipo y las relaciones interpersonales en él. Con la función de dirección está relacionadas también la selección, la acumulación y la elaboración de información necesaria para el equipo; la realización de la planificación perspectiva y operativa de la actividad de equipo y de los deportistas individualmente; la distribución de las obligaciones y roles entre los miembros del equipo; el control; el calculo y la valoración de la actividad de los deportistas y del equipo, el estimulo de su actividad mediante la influencia en la esfera motivacional, etc.
La realización de todas las funciones que surgen del papel social del entrenador es inseparable de la comunicación. Cuando se pone de manifiesto, la comunicación condiciona su actividad como parte importante de su trabajo profesional.
El éxito de un equipo deportivo esta condicionado en gran medida por el estilo de la dirección del entrenador. Los puntos de vista, sus conocimientos, hábitos, habilidades, el amor por su deporte y la educación de la tenacidad, la capacidad para cohesionar el colectivo, la exigencia, la autocrítica y la firmeza de principios es la lista aun incompleta, de las cualidades que debe poseer un entrenador pedagogo.
La autoridad del entrenador es inseparable de toda su actividad, de sus conocimientos de la teoría y la practica del deporte, del alto grado de exigencia, etc. Las interrelaciones con pleno valor, entre el entrenador y el equipo se estructura sobre el respeto, la confianza y la amistad mutua. Al resolver las cuestiones relacionadas con el equipo y sus miembros es necesario un estrecho contacto entre el entrenador y los deportistas. No obstante, al resolver definitivamente algún problema el papel principal le corresponde al entrenador.
El entrenador debe ser innovador, debe saber todo lo avanzado de la metodología, la táctica y la técnica, aplicándola de forma creadora. Es especialmente importante que el entrenador, entre sus conocimientos y capacidades especiales, conozca adecuadamente las cuestiones de la Psicología de la personalidad y la actividad deportiva, que conozca no solo cuestiones teóricas, si no también que sepa, penetrar en los deportistas que dirige y de todo el colectivo deportivo. El grado de efectividad de la dirección del entrenador depende de la capacidad que tenga de valorar las particularidades de los aspectos psíquicos de cada deportista durante su interacción con los compañeros y rivales y de su capacidad para eliminar de manera oportuna y correcta las causa que conducen a fracasos y conflictos.
En el trabajo del entrenador tiene gran importancia el control de las manifestaciones exteriores de los estados emocionales y las vivencias propias de carácter asténico. Durante la competencia el deportista es especialmente susceptible a todas las influencias externas y al ver al entrenador abatido puede provocar reacciones totalmente indeseables de los miembros del equipo.
Con todo su aspecto exterior y con la forma de dirigirse a los deportistas, el entrenador debe mantener la seguridad de estos en sus propias fuerzas y en la voluntad de vencer. Esta importante exigencia presupone que el entrenador posea la capacidad de controlar sus propios estados emocionales a fin de que pueda ejercer la debida influencia sobre el colectivo deportivo.
Colaboración del profesor Dr. C. Armenio Pérez López
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