Cómo parte de la estrategia de comunicación institucional de informar a la comunidad universitaria sobre la importancia del protocolo y la ceremonia en el logro exitoso de la identidad e imagen de la universidad, se abre a partir de esta publicación la sesión Por la Excelencia, dedicada al acontecer de la comunicación protocolar en nuestro escenario académico.
La utilización del protocolo como herramienta estratégica de comunicación ha sido, es y será una constante histórica. El protocolo es una ciencia milenaria, parte de la comunicación institucional, que a su vez es una obligación legal, ética y política que los gestores sociales tienen con la ciudadanía.
Este tipo de comunicación, además de informar y formar, tiene también como objetivos proyectar una imagen positiva, ganar la confianza de los públicos y conseguir incrementar la notoriedad institucional, de forma que se visibilice coherentemente todos los procesos que se generan hacia lo interno y externo.
Por tanto, este proceso juega un papel fundamental, a través de la organización de un acto público oficial, podemos crear el marco adecuado para realizar una transmisión de mensajes acordes con los objetivos de la institución. En tal sentido forma parte de las estrategias y tácticas que las organizaciones aplican con su proyecto de comunicación institucional y persigue varios objetivos.
Generar confianza a través del orden, de la eficacia, de la discreción y de la perfección que se transmite, de forma no verbal, en la ejecución de los actos públicos, así como ofrecer una imagen de marca que diferencie positivamente frente a otras instituciones, son pilares en el accionar con manuales protocolares y ceremoniales.
En definitiva, la comunicación protocolaria representa una parte esencial para mostrar la excelencia de la organización y para proyectar la imagen de los profesionales e instituciones. Del éxito o fracaso de un acto dependerá que se ofrezca una imagen positiva o negativa de la organización, que se consiga emitir correctamente el mensaje implícito o explícito, y cumplir el objetivo que justifica al propio acto.
Por Maylen González Beltrán,Editora Jefa Periódico Universitario El Generalísimo.
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