Desde 1959 Cuba ha hecho de la solidaridad internacional un pilar fundamental de su política exterior. Así, a partir de 1960, antes incluso del desarrollo de su sistema de salud, Cuba ofreció su ayuda a Chile tras el terremoto que asoló el país.
En 1963 el Gobierno de La Habana mandó su primera brigada médica compuesta de 55 profesionales a Argelia para ayudar a la joven nación independiente a enfrentar una grave crisis sanitaria. Desde esa fecha Cuba ha extendido su solidaridad al resto del mundo, particularmente a América Latina, África y Asia. Las Naciones Unidas han destacado esta contribución: “Salvar vidas: es lo que hace Cuba en el mundo”. Según la institución, la isla “tiene una larga historia de cooperación” con los países del Tercer Mundo. En las catástrofes naturales “los médicos cubanos son los primeros en llegar y los últimos en retirarse”, apunta la ONU.
La cooperación médica cubana es gratuita para los países con bajos ingresos. En cambio, los que disponen de ingresos intermediarios retribuyen los servicios brindados por los profesionales cubanos en el marco de acuerdos bilaterales.
De 1959 a 2020 Cuba realizó más de 600 000 misiones en 158 países, con la participación en total de más de 326 000 profesionales de la salud. Los médicos efectuaron así más de 1.998 millones de consultas médicas, 4,3 millones de partos, 14,5 millones de intervenciones quirúrgicas y vacunaron a más de 12 millones de mujeres embarazas y niños.
La cooperación que ofrece Cuba se inscribe en un contexto de cooperación Sur-Sur. No persigue un objetivo de lucro, sino que se ofrece al contrario como la expresión de un principio de solidaridad y, en la medida de lo posible, a partir de costos compartidos. No obstante, durante años, Cuba ha proporcionado ayuda en calidad de donaciones a los países más pobres y se ha mostrado muy flexible en cuanto a la forma o a la estructura de la colaboración […].
Según el PNUD, “uno de los ejemplos más exitosos de la cooperación cubana con el Tercer Mundo ha sido el Programa Integral de Salud para América Central, el Caribe y África”, desarrollado en 1998 tras el huracán Mitch. El organismo señala una mejora en todos los indicadores de salud, particularmente una disminución notable de la tasa de mortalidad infantil en las regiones donde se aplica. Está actualmente vigente en tres continentes y reposa en tres principios básicos:
- el envío gratuito de colaboradores sanitarios por un periodo de dos años al cabo del cual otro equipo sustituye al personal presente,
- las brigadas médicas que prestan sus servicios en las zonas rurales y en los desiertos para que su trabajo no interfiera con el de los médicos nacionales.
- la formación de personal médico en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana o en las universidades creadas en otros países bajo la dirección de profesores cubanos.
Tras la pandemia de Covid-19 varios países, entre ellos Italia, han solicitado la ayuda médica de Cuba. Por primera vez, los médicos cubanos han intervenido en Europa occidental. La Habana mandó una brigada de 52 médicos y enfermeros a Lombardía, duramente golpeada por el virus, entre ellos 30 que combatieron la epidemia de ébola. Después de dos meses de trabajo los miembros del contingente Henry Reeve regresaron a Cuba. Bruno Rodríguez Parilla, Ministro cubano de Relaciones Exteriores, subrayó que la ayuda cubana fue “solidaria y gratuita” y que Cuba se contentó con “la gratitud de los ciudadanos y las autoridades locales y nacionales”.
Fuente: https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/21413
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