«Porque los cubanos hemos adquirido un sentido real de la vida, que empieza por considerarla indigna cuando no se vive con libertad, cuando no se vive con decoro, cuando no se vive con justicia, cuando no se vive por algo, y por algo grande como están viviendo los cubanos en este momento…
«Y es bueno que lo digamos sin alarde, como quienes están decididos de verdad a hacer lo que se promete.
«Ojalá los que, perturbados en el más elemental sentido común, se atreven a considerar como posible cualquier género de invasión a nuestro suelo, comprendan la monstruosidad de su equivocación, porque nos ahorraríamos muchos sacrificios. Mas, si ello ocurriera, por desgracia, pero sobre todo para desgracia de los que nos agredieran, que no les quede duda de que aquí, en esta tierra que se llama Cuba, aquí en medio de este pueblo que se llama cubano, habrá que luchar contra nosotros mientras nos quede una gota de sangre, habrá que pelear contra nosotros mientras nos quede un átomo de vida.
«Nosotros nunca agrediremos a nadie, de nosotros nadie nunca tendrá nada que temer, pero quien nos quiera agredir debe saber sin temor a equivocarse que con los cubanos hoy, que no estamos en el año 1898 ni en 1899, que no estamos a principio de siglo, que no estamos en la década de 1910 o de 1920 o de 1930, con los cubanos de esta década, con los cubanos de esta generación, con los cubanos de esta era –no porque seamos mejores, sino porque hemos tenido la fortuna de ver más claro, porque hemos tenido la fortuna de recibir el ejemplo y la lección de la historia; la lección que costó tantos sacrificios a nuestros antepasados, la lección que costó tanta humillación y tanto dolor a las generaciones pasadas, porque hemos tenido la fortuna de recibir esa lección–, con esta generación hay que pelear, si nos llegan a agredir, hasta su última gota de sangre…
«Y sin inmutarnos por las amenazas, sin inmutarnos por las maniobras, recordando que un día nosotros fuimos 12 hombres solamente y que, comparada aquella fuerza nuestra con la fuerza de la tiranía, nuestra fuerza era tan pequeña y tan insignificante, que nadie habría creído posible resistir; sin embargo, nosotros creíamos que resistíamos entonces, como creemos hoy que resistimos a cualquier agresión. Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería patria o muerte».
Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, el 5 de marzo de 1960, en las honras fúnebres de las víctimas de la explosión del barco La Coubre, acto terrorista perpetrado por Estados Unidos contra nuestro país.
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