En Ciego de Ávila todos los eneros se parecen. Y si es 27 y pasan las 6:00 de la tarde uno podría tomar la foto del instante y decir, además, que todos los eneros se parecen en todas las provincias de Cuba; al menos, desde hace 66 años, cuando la primera marcha de las Antorchas fue la manera de iluminar a quien tanta luz nos había dado antes: José Martí.
La continuidad de la Revolución podría también reflejarse, año tras año, en ese acto que esta noche unió a los avileños en homenaje cíclico. Algunos detalles fueron igualmente sucesivos y sus variaciones, apenas perceptible para los reporteros más agudos.
Otra vez en las calles Máximo Gómez y Simón Reyes se dio la arrancada. Antes, Silvio Rodríguez entonaba una de sus canciones del disco Causas y Azares, pero pudo ser cualquiera. Alguien pide al lente de Invasor atestiguar cómo, cuando no alcanzan las fuerzas para caminar, se va al desfile, “aunque sea para ver”.
Las principales autoridades del territorio ya se habían colocado en primera fila, mientras los estudiantes y trabajadores y los miles de avileños a lo largo de la calle iban encendiendo sus rústicas antorchas, unos con otros, hasta hacer más clara la entrada de la noche: eran las 6:25, hora en que comenzó el desfile.
Segundos antes la alocución de un joven dejaba claro que no solo se marchaba en recordación a Martí, sino en apoyo a Venezuela y en respuesta a los intentos desestabilizadores del gobierno de los Estados Unidos.
Y aunque el recorrido no es largo alcanzaron los pasos para que se escucharan los mensajes de Viva Martí, Viva Fidel, Viva Raúl. Los Patria o Muerte, los Viva Cuba Libre, Yo soy Fidel, Yo Voto Sí …y todos los vítores que despierta el natalicio del Apóstol.
También para que los jóvenes se hagan selfies, dejando constancia en las redes sociales de que un domingo a las 7:00 no había mejor lugar para estar. Alcanza el tiempo para que los compañeros de trabajo se encuentren y se saluden como si del viernes al domingo hubiesen pasado 20 días. Y hasta para que los niños se cansen y quieran ir encima de los hombros (aunque tal vez solo querían ver mejor).
La caminata concluyó en la plaza Camilo Cienfuegos, donde un concierto de otro avileño, Arnaldo y su Talismán, esperaba a la multitud para festejar la fecha que cada enero demuestra la continuidad de la obra que construimos.
Tomado de Invasor
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