El 5 de mayo de 1818, nace Carlos Marx, en Tréveris, Alemania, una de las figuras y científico más prominente del milenio pasado, creador junto a Friedrich Engels del socialismo científico, estudió Filosofía, Historia y Ciencias Políticas, creador del método materialista-dialéctico y de El capital, su monumental obra.
Jenny Von Westphalen, su gran amor, del cual nacieron seis hijos: Eleonor Marx; Henry Edward Guy Marx, Laura Marx, Edgar Marx Jenny Longuet y Jenny Eveline Frances Marx.
Marxismo – Leninismo: Doctrina revolucionaria de Marx, Engels y Lenin, constituye un sistema íntegro y armónico de concepciones filosóficas, económicas, político – sociales. Surgió en el siglo XIX (década 1840) Tuvo por cuna la lucha liberadora de la clase obrera y se convirtió en expresión teórica de los intereses fundamentales de dicha clase, en programa de su lucha por el socialismo y el comunismo. (Ver Diccionario de Filosofía M. Rosental)
Parece paradójico que, después de 204 años Marx y el Marxismo conserven vigencia y actualidad, “un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma”, frase expresada por Marx en 1848 en el Manifiesto Comunista, una de sus primeras obras, parece que en su reflexión sobre la situación en que se encontraba el mundo de aquel entonces, necesitaba cambios profundos. Hoy esa situación no ha cambiado, se han agudizado los problemas del mundo contemporáneo y se precisa de cambios radicales, que conduzcan a esa necesaria transformación emancipadora del hombre, donde no prevalezca el egoísmo del capital; hoy el “fantasma” sigue recorriendo Europa.
Transformación emancipadora necesaria a través de la lucha de clases, pues en el apartado I del propio Manifiesto Comunista Marx expresó: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días, es la historia de las luchas de clases”, no se puede entender el mundo de hoy, negando la existencia de las clases sociales y la lucha de clases.
El capitalismo no ha abolido las contradicciones de clases, sino que se han agudizado, se han cambiado las condiciones de explotación y con ella también han cambiado las luchas de clases por otras nuevas. De modo que, “el marxismo del siglo XXI deberá poner en el centro de su reflexión y de sus prácticas la lucha cultural, la batalla de las ideas, la confrontación de los valores, la insubordinación como una ética de vida y la creación de una nueva subjetividad” (de hombres nuevos y mujeres nuevas).
La teoría de la Revolución es la esencia del Marxismo, como método y guía para la acción; es una interpretación del mundo, es por naturaleza inacabado, tiene que asimilarse de manera crítica y no está determinado por el tiempo cuando fue creado, tiene vigencia y actualidad innegable e incuestionable.
Sobre el proceso de globalización neoliberal en fecha tan temprana como 1848, nadie como Marx, hizo referencia en el propio Manifiesto “Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes”. Más adelante continuaba sobre dicho proceso: (…) “En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la producción intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas”.
Es decir que para el desarrollo del capital y de la burguesía como clase, necesariamente se produce un proceso de expansión territorial y que hoy se conoce como internacionalización de la vida económica bajo el sello del neoliberalismo como política hegemónica mundial.
Pero ¿por qué los revolucionarios cubanos tenemos que estudiar y conocer el Marxismo?
Por ser la ideología de la clase obrera, alrededor de la cual se aglutinan otras fuerzas que luchan por el socialismo, el comunismo y el progreso social; por constituir la única y verdadera ciencia social general y política y que solo un partido dirigido por esa teoría puede cumplir su misión de vanguardia; constituye un instrumento de lucha, de acción revolucionaria, de análisis e investigación. Al reflejar las leyes objetivas de los procesos sociales hace más efectiva la actividad de dirección del partido, al permitir extraer los aspectos positivos del pasado pero, sobre todo, valorar con mayor certeza, el presente y producir científicamente el futuro.
«[…] por eso hablábamos de la instrucción revolucionaria, del marxismo-leninismo, que es una teoría revolucionaria que hay que aplicarla de una manera consecuente, de una manera revolucionaria. Hay principios que no se pueden olvidar, y creo que sobre estos temas es que tienen que meditar nuestros cuadros de la Juventud, los cuadros del Partido, los profesores de marxismo-leninismo: la aplicación viva, consecuente, revolucionaria, de las ideas del marxismo-leninismo. Los hombres interpretan, e interpretan de muchas maneras diferentes, ¡pero nosotros debemos tener nuestra forma de interpretar las ideas revolucionarias del marxismo-leninismo!» (Discurso pronunciado por Fidel castro Ruz en la clausura del V Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, Teatro «Karl Marx», Ciudad de La Habana, 5 de abril de 1987. Extraído del Diccionario de Pensamiento de Fidel Castro).
Bibliografía
Marx, C y Engels, F. El Manifiesto Comunista, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1975. pp. 17.
Por Dr.C. Walberto Licea Ruiz. P.T. Director de Marxismo -Leninismo de la Universidad de Ciego de Ávila
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