¿Cómo impactan las investigaciones científicas en la producción agroalimentaria de la provincia, sobre todo vinculadas al autoabastecimiento municipal? ¿Qué falta por hacer ante los retos que imponen la carencia de insumos y fertilizantes químicos?
Sobre estos temas debatieron los miembros del Consejo Técnico Asesor de la Delegación Provincial de la Agricultura, centrados, fundamentalmente, en las condicionantes para llevar más comida a la mesa de la población desde lo endógeno, que pasan por la implementación de una estrategia de elaboración de bioplaguicidas, biofertilizantes y organominerales.
En encuentro en el que participaron directivos del sistema de la Agricultura, profesores universitarios y especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en el territorio, quedó patente la necesidad creciente de estos productos orgánicos, que actualmente no satisfacen las demandas ni las proyecciones futuras de desarrollo en el sector.
Uno de los elementos que componen el programa se basa en los 11 Centros Reproductores de Entomófagos y Entomopatógenos (CREE) presentes en la provincia; de los surtidos obtenidos de ellos se informó que solo cubren entre un 30 y un 40 por ciento de las necesidades de las empresas, bases productivas y campesinos. Cifras que quedarían más disminuidas de acuerdo con los propósitos de crecimiento en áreas de siembra para años venideros.
Aunque también, desde una mirada más abarcadora, se comentó que no siempre sus líneas productivas facturan a la totalidad del potencial instalado. La mira ahora está en identificar los problemas para incidir posteriormente en su solución desde políticas locales.
Al respecto, Rafael Pérez Carmenate, delegado territorial del CITMA, dijo que aún falta incorporar el pensamiento a los gobiernos de que con ciencia se puede cosechar; no en la misma proporción que con fertilizantes importados, pero sí resuelve una buena parte.
Agregó que para ello se dan pasos en el fortalecimiento de las estructuras en los territorios que atienden el programa de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional. Desde el nivel provincial, unos 64 expertos laboran en los temas de la producción agrícola con más ciencia, mientras que en los municipios la cantidad de especialistas es de más de 460 en la asesoría de los gobiernos.
A partir de la ejecución de talleres nacionales y provinciales, se detectaron más de 180 resultados científicos de positivos impactos en la producción de alimentos con soberanía, para introducirlos y generalizarlos; varios de ellos se encuentran en ejecución aquí, refirió Pérez Carmenate.
Explicó que entre los impactos está la introducción de variedades en cultivos, lo cual permite mayores rendimientos en condiciones climáticas diversas, por ejemplo, en el caso del arroz que se cultiva en los municipios costeros de Chambas y Bolivia, en los que existen problemas con la salinidad de los suelos, se introducen variedades resistentes de este cereal como la LP-7 y la IAC-30.
No obstante, faltan por limar aspectos para un mejor desempeño de la actividad, pues una de las limitaciones está en que los municipios no producen las cantidades requeridas de semillas certificadas para cubrir las demandas, señaló.
Mucho resta por hacer en Ciego de Ávila para llegar a cubrir de manera constante las 15 libras de viandas, 10 de hortalizas, dos de granos y tres de frutas per cápita mensuales, pero, como expresara el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca en la reciente visita de Gobierno de la República, esta es una de las dos provincias con mejores condiciones para lograr ese objetivo: hay buenos suelos, disponibilidad de agua y experiencias.
En la solución de estos problemas puede y debe incidir más la ciencia, de una importancia estratégica más allá de coyunturas financieras adversas.
Colaboración de Alden Hernández Díaz,Periódico Invasor
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