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Migue y Rópeda, la experiencia del baile.

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Telón Abierto conjunto músico-danzario de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez arriba a su primer cuarto de siglo este 27 de mayo. Hemos desarrollado un ciclo de trabajos dedicados a este aniversario, resaltando la labor meritoria de sus integrantes como muestra de honor y respeto a quienes tan alto ponen nuestro movimiento de artistas aficionados.

Hoy queremos hablar de Migue y Rópeda, motores impulsores del grupo. Miguel Arteaga Yera es Instructor de Arte de la segunda graduación, José Félix Rópeda Paso, miembro de la filial de Artes Escénicas de la UNEAC avileña,  director fundador del grupo.

Miguel Arteaga, mas conocido por Migue ingresó en Telón como bailarín en octubre del 2008 en el segundo elenco, así se mantuvo hasta el 2010 aunque de vez en cuando, tenía la oportunidad de bailar en el primer elenco. El compromiso y el esfuerzo era lo único necesario para conseguir mover los pies al ritmo y no quedarse nunca más detrás del telón.

Esos chances de presentarse en el primer elenco, cubriendo ausencias, mostrando sus aptitudes con el Telón Abierto le hicieron merecedor en el propio año 2010 de ascender como bailarín regular. En noviembre de 2010 tuvo su primera presentación con el grupo en un festival nacional del movimiento de artistas aficionados alcanzando medalla de oro. No se equivocaba Rópeda, director del grupo al apostar por su versatilidad y buen sentido del ritmo.

Entre Migue y Rópeda existe el binomio perfecto que ha logrado conducir al grupo hacia sus éxitos recientes. La experiencia y visión de uno, conjugada con las competencias artísticas del otro reinventan cada presentación de Telón Abierto. Múltiples han sido los reconocimientos obtenidos, en 2016, por solo mencionar algunos, el grupo alcanzó todos los premios otorgados por el jurado en el Festival de Artistas Aficionados celebrado en La Habana. En 2018,  en el último festival realizado por todas las contingencias vividas se alzó Telón con la medalla de oro y mejor obra al rescate del patrimonio.

En los difíciles tiempos que discurren siguen obteniendo reconocimientos y quizás más importantes; el aplauso de las comunidades. Danzar en las comunidades alrededor del fuego, al ritmo de los tambores y demás instrumentos de percusión, con el fin de expresar estados de ánimo, de sanar el cuerpo,  conectar con la naturaleza,  son de las experiencias más gratificantes.

En la actualidad la danza sigue siendo parte de sus vidas: la corporalidad y experiencia del baile en ambos los hacen el perfecto timón del grupo. ¡Éxitos, gracias y felicidades de parte de toda la comunidad universitaria!

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