«Se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil».
Fragmento de la última página, de la Edad de Oro, de José Martí
Daniel, un cubano enamorado de la ciencia, padre, esposo, hermano, hijo, villaclareño puro y nato, habanero por adopción, encontró, en medio de la pandemia provocada por la COVID-19, ese sentir que describía Martí hace más de cien años en La Edad de Oro: ser útil.
El doctor en Ciencias Químicas, Daniel García Rivera, director del Laboratorio de Síntesis Química Molecular de la Universidad de La Habana (UH) para proyectos conjuntos con el grupo empresarial BioCubaFarma, y codirigido por el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (Cidem), formó parte del equipo multidisciplinario de científicos que, junto al Instituto Finlay de Vacunas (IFV), desarrolló el candidato vacunal cubano contra la COVID-19, Soberana 02.
«Yo estaba en una estancia de investigación en Bélgica, sin poder regresar a Cuba. Me tuve que quedar allá por la pandemia. Como ya llevamos años colaborando con el IFV y con BioCubaFarma, me llaman por WhatsApp y me dicen: “Daniel, necesitamos conjugar esa molécula, esa proteína viral, a la otra”, por un lugar muy específico, donde no se afecte la parte de la molécula, que es reconocida por nuestro sistema inmune. Lo digo así para explicarlo de una forma sencilla. Allí estaba el reto científico», comentó el doctor Daniel García, en una entrevista con Naturaleza Secreta.
El grupo de expertos, liderado por el científico, «se especializa en la modificación de péptidos de proteínas, moléculas y biomoléculas para aplicaciones en vacunas y en agentes terapéuticos».
Mi grupo, refirió el entrevistado, dejó todo y se dedicó a dar una solución técnica al problema científico que ellos tenían: «Hacer una reacción de unión química de dos proteínas, en la cual una proteína de origen viral tiene que conjugarse covalentemente: una unión física a otra proteína de origen bacteriano para hacer que el conjugado de proteínas fuera capaz de levantar una respuesta inmune muy potente, y que quedáramos protegidos contra ese conjugado».
«Pensemos que una proteína –precisó– es una molécula muy compleja, es como si fuera un bosque de palmas reales, donde hay millones de árboles, y tienes que talar uno sin tocar los otros, sin afectar el bosque, que era muy importante para que nuestro organismo lo reconociera y levantara una respuesta inmunológica protectora.
«Al inicio nos dio mucho trabajo, hasta que pudimos sugerirle a la dirección del IFV un método, en el cual la proteína podía ser activada y unida. Ese bosque podía ser modificado solo donde lo necesitábamos y no en otro lugar. Tengo la satisfacción de que todo el sacrificio de estos meses no ha sido en vano», resaltó el científico.
El doctor Daniel García explicó que Soberana 02 es una vacuna muy innovadora, que le debe mucho a la química. Para desarrollar una vacuna, como todo el mundo puede imaginar, se requiere de la microbiología, la bioquímica, etc., y la parte química es la de la caracterización molecular de lo que uno entiende de esa molécula, cómo se comporta, cómo yo la modifico, cómo la uno covalentemente a otra molécula, que es donde estaba uno de los retos de esta vacuna. «Es una tecnología maravillosa, y nuestro grupo lo que aportó es el conocimiento y la colaboración universidad–empresa», destacó.
LA UNIVERSIDAD CUBANA EN EL CORAZÓN DE UNA VACUNA
En la colaboración científica, en la unión con la universidad, encontró Soberana 02 su camino hacia el éxito. El Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, mucho ha insistido en la integración de las casas de altos estudios en todos los procesos del país, camino correcto que, en el enfrentamiento a la COVID-19, ha mostrado su valía.
«Lo más lindo del proyecto de la vacuna es que, por primera vez, hemos sentido que todo el conocimiento que teníamos acumulado lo hemos aplicado a algo de una utilidad práctica, real. Le agradezco al IFV que le haya dado al Laboratorio de Síntesis Química Molecular de la UH, y a mi grupo en específico, la oportunidad de colaborar en este reto de hacer una vacuna que va a salvar a nuestro país, a la sociedad, donde quiera que se aplique», acentuó el doctor.
El IFV podía haberlo hecho solo, estoy seguro, por la capacidad que tienen sus investigadores. A lo mejor hubieran demorado un poco más, sin embargo, con una alianza con la universidad, con un grupo con unas capacidades específicas útiles para el desarrollo de ese producto vacuna, realmente se aceleró mucho el proceso y, en unos pocos meses, se ha llegado a un candidato vacunal, en este caso Soberana 02, que tiene unas propiedades inmunológicas muy grandes, comentó.
En BioCubaFarma, señaló el interlocutor, es muy evidente que se necesita la colaboración con la universidad. Dentro de la dinámica real de una empresa, por cuestiones reales o estratégicas, a veces la colaboración se ve como algo lejano, que da frutos a la hora de formar doctores, personal, pero no para buscar juntos un producto.
La COVID-19 puso en evidencia la necesidad de una mayor colaboración y, como resultado, estamos sentando pautas a nivel nacional, pero no con la planificación, que busca que la universidad sea parte del equipo que desarrolla el producto, como científicos que un día te dan un consejo o forman doctores, sino que los investigadores participemos, desde el principio, en los proyectos, y tengamos beneficios de las ventas de los productos y del reconocimiento social que conlleva desarrollarlos, subrayó.
«Yo he modificado mis ambiciones científicas. La universidad te evalúa por los artículos científicos que publicas, por el conocimiento que llevas, por los doctores que formas, por las buenas clases que das; sin embargo, mi ambición personal de ser un gran científico cambió, de querer hacer algo que aparezca en un artículo, a querer hacer algo que aparezca en un frasquito de un producto final, en una vacuna, por ejemplo», apuntó el investigador.
Tenemos varios proyectos, comentó el doctor Daniel García, con el Cidem, con el IFV y con otros centros, algunos a corto plazo y otros a largo plazo, como la generación de vacunas terapéuticas contra el cáncer, en el caso del Centro de Inmunología Molecular (cim), y de agentes anticancerígenos y antimicrobianos, etc. El grupo visualiza la importancia de la investigación que nosotros tenemos que hacer, dirigida a la búsqueda de soluciones tecnológicas para productos farmacéuticos. Esa es la forma en que vamos a garantizar que Cuba nos apoye financieramente, y nos haga un laboratorio, y que BioCubaFarma lo reconozca con validez tecnológica para ello, financie nuestras aspiraciones, y apoye las colaboraciones incipientes que van creciendo y terminan en proyectos.
«Mi familia dice que soy un fruto de la Universidad de La Habana. Le debo mucho a ella, y quiero dedicarle mi vida científica a este centro».
«LA VACUNA CUBANA ES PURAMENTE CUBANA»
Cuba, desde el punto de vista médico-científico, ha estado preparada para una pandemia como esta, el sistema de Salud cubano, de prevención, pero también las industrias biotecnológica y farmacéutica. Cuba demostró que, ante un reto como la COVID-19, en el que había que hacer una vacuna nueva en un periodo de un año, el país tenía el personal científico capacitado para desarrollar tecnologías y hacer su propia vacuna, enfatizó.
«La vacuna cubana es única en el mundo, con tecnología propia. Hay que tener claridad científica: la vacuna cubana es puramente cubana. Cuba se montó sobre lo que ya tenía y se apoyó en la colaboración internacional. Nuestro país tiene muchos amigos que nos apoyan, quien crea que Cuba está aislada científicamente, y que solo tiene afuera críticos y enemigos, está muy equivocado», aseguró.
En su opinión, después de Soberana 02 y de la COVID-19, el país va a salir mejor posicionado. La Isla, una vez más, demostró que tiene un sistema de Salud potente, organizado, responsable, y un sistema de investigación de excelencia, que puede dar respuesta a cualquier reto científico que se le avecine. «Cuba, yo te puedo garantizar que tiene la tecnología y los conocimientos para hacerle frente, y para crear una vacuna contra cualquier cosa, y va a realizar sus propios agentes terapéuticos contra el cáncer, sus propios antibióticos, etc.», comentó.
LA FAMILIA COMO NÚCLEO CREADOR DEL AMOR A LA CIENCIA
La hermana de Daniel García es la doctora Dagmar García Rivera, directora de Investigaciones del IFV, y ellos no serían los relevantes científicos que son sin el ejemplo de sus padres, especialmente del doctor José Luis García Cuevas, reconocido recientemente como Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Las Villas.
«Y sobre mi hermana, yo creo que sí, es un riesgo que me quiera seguir mandando, es un riesgo grande, sobre todo porque ella, que es directora de Investigación de un instituto más grande que este laboratorio, es un instituto con el cual nosotros siempre vamos a colaborar. Pero, bueno, yo he sabido lidiar con eso durante 40 años, y seguiré lidiando», bromeó el doctor Daniel García Rivera.
Tomado de Granma
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