DestacadasEfemérides

Universidad de Oriente, un ejemplo de espíritu y valor a sus 75 años de fundada

Compartir en

Los Estatutos de 1947 redactados por el Dr. Pedro Cañas Abril, y los miembros del Consejo Directivo (CD), doctores Raúl Perozo Beltrán y Roberto Soto del Rey, declaran como preocupación cardinal de la Universidad de Oriente “…la alta calidad de su enseñanza y, en consecuencia, se esforzará por impartirla del modo más responsable, cabal y fructífero […] servir con eficiencia verdadera, los supremos intereses de la cultura, el progreso y la superación humana. A tan nobles fines, subordinará siempre la Universidad su espíritu y su labor”. En consecuencia, se exige de sus profesores, además de “…la necesaria preparación técnica y pedagógica, una calidad humana que coadyuve a la edificación moral […] y cívica de su alumnado, y la pertinente educación física, es decir, el “…perfeccionamiento armónico del estudiantado en su triple condición: intelectual, moral y físico”.

No se pedía militancia política e ideológica o de creencia religiosa; aunque la universidad como institución se abstenía “…a todo pronunciamiento sobre política partidarista”. Los profesores serían libremente designados por el Consejo Directivo por un curso. Se contemplaba la libertad de cátedra siempre que el aprendizaje de los alumnos resultara lo más activo y práctico posible, velando especialmente porque la enseñanza no degenere en verbalismo y pasivismo, que se estimarían como infracción capital de las normas básicas de la Universidad y determinarán la separación de los profesores culpables al respecto. Se le otorgaban amplias facultades sobre los exámenes y determinar la calificación general en cada asignatura.

El Dr. Pedro Cañas Abril señala que el procedimiento escogido para seleccionar a sus profesores era el que practicaban las mejores universidades del mundo: “[…] que consiste en probar, mediante convenios por cortos períodos, la capacidad de los candidatos de mayor aptitud presunta. Si el ensayado no corresponde, en su labor de práctica docente, a las esperanzas que se le atribuyeron, no se le renueva el contrato, y se “tantea” a otro aspirante. Si, por el contrario, su demostración durante el período de prueba, que dura un curso, es satisfactoria, se le contrata de nuevo por otro curso y, si en esta segunda experiencia se estima plenamente confirmada su idoneidad, entonces, y sólo entonces, obtiene un contrato por cierto número de años, nunca a perpetuidad. Si la prueba no le es decisivamente favorable, queda descartado el profesor”.

Otra innovación importantísima era la de no exigir requisitos de nacionalidad a los profesores, considerando un funesto error la fijación de la nacionalidad cubana como indispensable para el desempeño de las cátedras a consecuencia del cual, la universidad capitalina se había privado de aprovechar los servicios de extranjeros eminentes que podrían contribuir con alta eficiencia de disciplinas poco avanzadas en Cuba, sobre todo en el orden técnico. “Lo que importa –precisa Cañas- es su sabiduría, su carácter y su moral. Nuestra Universidad de Oriente percatada de la gran conveniencia de aplicar estas normas, ha escogido ya a dos extranjeros, de selecta alcurnia profesoral, para enriquecer claustro, y utilizará en el futuro a otros más”

Al iniciar la Universidad de Oriente sus actividades académicas el 10 de octubre de 1947, la matrícula ascendía a 98 alumnos y el claustro profesoral era de 30. Al igual que los miembros del Consejo de Dirección, los profesores -con excepción de los que ostentaban la categoría de extraordinarios-, trabajaban de forma honoraria, sin percibir sueldo alguno.

Los integrantes del primer Claustro de la Facultad de Filosofía y Educación fueron: Decano: Dr. Pedro Cañas Abril Secretario: Dr. Pedro Roig y Fernández Rubio. Director de la Escuela de Educación: Dr. Gabriel León Bizet. Profesores: Dr. Vicente Tejedor Gallinas, Dr. Ronaldo K. Blair Lyon, Dr. José Serra Padrisa, Dr. Aníbal Rodríguez Álvarez, Dr. Leonardo Griñán Peralta, Dra. Amparo Soler Soler, Dr. Max Figueroa Araujo, Dr. Orestes Martínez Mancebo, Dr. Manuel Aguilera Barciela, Dr. Francisco Prat Puig. De la Facultad de Derecho y Ciencias Comerciales fueron: Decano: Dr. Francisco Martínez Anaya. Secretario: Dr. Eusebio Valle Gómez. Director Esc. Ciencias Comerciales: C.P. Ángel García Viñals. Profesores: Dr. Ladislao Calzado Chacón, Dr. Fermín Peinado Espino, Dr. Germán Herrera Palacios, Dr. Carlos Peña Jústiz, Dr. Eusebio Adolfo Hernández, C.P. Rafael Font Zayas. De la Facultad de Ingeniería estaban: Decano: Ing. Joaquín Bacardí Fernández. Secretario: Ing. Venancio Mercadé Bosch. Profesores: Dr. Miguel Tarrab Miranda, Ing. Humberto Soto del Rey, Ing. Rafael Oliver González, Ing. Luis Mario Videaud Candebat, Dr. Roberto Soto del Rey. En el Departamento de Educación Física: Director: Dr. Juan de Moya Flamand.[1]

Frente a las reacciones contrarias al reconocimiento oficial de su existencia, se argumentaba que no estaba el alma ni el valor ni el prestigio ni la eficiencia de una universidad en la piedra y el cemento de sus construcciones ni en el lujo de sus demás recursos materiales, sino: “…en el espíritu de sus hombres, su preparación técnica, sus métodos de trabajo y su fervor cultural, todo esto es patrimonio de la universidad santiaguera…” La 1ra sesión de la Escuela de Verano (1948), fue una confirmación de ese espíritu. En ella, se conjugaron de modo admirable y armonioso, los valores académicos y morales del patio con los de prestigio internacional que honraron a la ciudad con su presencia y aporte a la cultura.[2]

La Memoria Anual del primer curso escolar exalta la labor docente educativa, resaltando que las clases y los ejercicios se efectuaron de un modo intensamente objetivo y heurístico, evitándose en todo momento la inerte pasividad de los alumnos, y ejerciéndose sobre ellos una directa supervisión orientadora. Se consideró haber cumplido a satisfacción las responsables aspiraciones del Claustro a lograr una educación integral de la juventud, haber hecho todo lo posible para estimular las capacidades individuales de los alumnos, despertar y desarrollar su interés por la ciencia, la investigación, la verdad y la vida.

Esto último se logró insertándolos plenamente en el medio donde actúan, haciéndolos conocer las realidades que los rodean y enfrentándolos práctica y científicamente con esas realidades. En fin: “La colaboración de profesores y alumnos ha sido muy estrecha en todas las facetas del aprendizaje, como lo exige una enseñanza viva y eficaz. La acción tutelar del profesorado ha sido constante en los aspectos formativos, intelectuales y morales de la obra docente”.

Luego de solucionarse la grave crisis institucional con la ayuda del gobierno de turno, a favor de los profesores fundadores y colaboradores partidarios del establecimiento de una “…Universidad AUTÓNOMA OFICIAL, PÚBLICA, DEMOCRÁTICA y CUBANA”,[3] fueron promulgados los Estatutos Provisionales el 23 de marzo de 1949.

Elaborados por una Comisión Mixta integrada en su mayoría por hombres de izquierda,[4] en ellos se mantienen los principios y normas para el personal facultativo de los Estatutos anteriores, aunque más re-direccionados al pueblo, al menos en teoría.

El artículo 5 precisa la misión de la Universidad de Oriente al declarar: “…Los fines y actuaciones de la Universidad, responderán siempre a la elevada función de utilidad social y de servicio al pueblo”. Según el Dr. Cañas, se ponía en primer plano a la cultura, en lo inferior las profesiones; y no como mero accidente, sino responsable actitud de filosofía educacional. Además de aclarar que no subestimaba a la universidad como formadora de profesionales; pero que, junto con la elaboración del técnico, debe ir, indispensablemente, la dosis adecuada de cultura general, para que no se produzca el técnico inculto. Asimismo, no concibe a la universidad como una torre de marfil, producto de una clase superior desconectada del drama de la vida y de los problemas colectivos, y subraya: “…en este mundo lleno de dolor, de injusticia y de locura, quien no sirva al pueblo no tiene derecho a existir”. Concluye: “Ciencia y Conciencia. Ahí está, en síntesis, el alma de nuestra Universidad”.

A medida que fueron transitando los cursos y se crearon otras carreras, el claustro fue fortalecido con la incorporación de nuevos y capacitados profesionales. Entre los nombramientos de profesores que prestigiarán con su labor a la Escuela de Derecho, está el del republicano español exiliado en Cuba, Dr. José Luís Galbe Los Huertos, y el Dr. Franz X. Stettmeier Reid, prestigioso psiquiatra alemán residente en Santiago. Carlos Sánchez Agüero -exalumno y exprofesor de esa Facultad-, recordaba que Galbe: “…siempre fue un gran amigo de los estudiantes y estuvo a nuestro lado en los enfrentamientos contra la tiranía batistiana…”. El Consejo Universitario aprobó el proyecto de cooperación cultural -alfabetización y reeducación de presos- de ambos con la prisión de Oriente.

La Ley No. 16 el 22 de noviembre de 1949 que le otorgó a la universidad su status de centro oficial del Estado cubano; regulaba la designación de los profesores ordinarios mediante un sistema de selección basado en pruebas de capacidad, no inferiores a las correspondientes a la Universidad de La Habana. Posteriormente, la Ley del 23 diciembre de 1951, ordenó su completa autonomía y dispuso la celebración de oposiciones dentro de los dos años de promulgada, de forma escalonada para que no se interrumpieran las labores docentes.

Para el curso 50-51 se introdujo la innovación, previamente acordada, de organizar los cursos por semestres y contratar los servicios de nuevos profesores de gran valía intelectual, entre ellos, varios extranjeros.[5]

El 8 de septiembre de 1951, se inauguró la Escuela Anexa a la de Educación de la Facultad de Filosofía y Educación bajo la Dirección del Dr. Gabriel León Bizet, considerada como: “uno de los mejores planteles de esta provincia y puede conceptuársele como uno de los principales de la República […] es una Escuela Modelo». Desde allí, el republicano español y exégeta martiano, Dr. Herminio Almendros Ibáñez, desplegó una brillante e innovadora labor magisterial en la Universidad de Oriente.

Acerca del grupo de intelectuales y profesionales cubanos y extranjeros de izquierda, algunos de ellos, reconocidas autoridades en sus especialidades, que se desempeñaron en la joven casa de altos estudios, cuando estudiaba la carrera de ingeniería química, Vilma Espín expresó: “…José Luís Gálvez […] López Rendueles, Chabás, Almendros, Griñán, Portuondo, una serie de profesores que ayudaron mucho a darle un carácter progresista a la Universidad, aunque para eso tuvieron que batallar bastante, porque no todo el mundo tenía esas ideas progresistas. No hay que olvidar que la embajada americana trataba constantemente de influir en la Universidad por todos los medios, incluso colándonos profesores…”

El 10 de marzo de 1952, el Claustro General de la Universidad de Oriente, aprobó la declaración de principios destinada a la orientación de la conducta cívica a seguir por la comunidad universitaria oriental frente al golpe militar. Se acordó que el documento fuera firmado por los presentes que quisieran hacerlo, con carácter voluntario.[6] Todos firmaron, excepto, el profesor Alberto Varona Valdés, afiliado al partido de Fulgencio Batista. Además, fueron suspendidas las actividades docentes ordinarias, sin recesar en las otras, hasta tanto, se restauraran las garantías constitucionales consideradas como requisito mínimo para el desenvolvimiento de aquellas; exigir el más absoluto respeto a la autonomía universitaria, por lo tanto, a la inviolabilidad del recinto universitario e iniciar, tan pronto las condiciones lo permitan, un movimiento de opinión que tienda a devolver a la patria el ejercicio formal del poder civil, cumpliendo así, el deber fundamental e indeclinable de formar ciudadanos en una patria libre que como centro de alta cultura le era inherente.

Esta conducta le valió a la universidad oriental tener que enfrentar la hostilidad y agresión del régimen dictatorial.

El Dr. Pedro Cañas Abril en el acto de la primera investidura solemne de graduados de la Universidad de Oriente el 10 de mayo de 1953, afirmó: “…La Universidad ha cumplido todos sus deberes, los de la ciencia y los de la conciencia…”. Mientras que Pedro Bergues Silveira CP graduado de la Escuela de Ciencias Comerciales expresó:

“Podemos decir con satisfacción que nuestra enseñanza ha roto los límites estrechos de los conceptos actuales y ha influido incluso en el carácter de cada graduado, haciendo comunes a todos nosotros determinados rasgos que contribuyen a formarnos como individuos más adaptados a las exigencias, no ya de índole profesional, sino ética y morales de la sociedad”.

Frente a las acusaciones de comunismo a la universidad y un grupo de sus profesores,[7] Jorge Ibarra Cuesta, estudiante de Derecho y expresidente de la FEUO, en su artículo “En defensa de la Universidad de Oriente”afirmó: “[…] Lo que es común a todos estos hombres independientemente de su filiación política (auténticos, ortodoxos, republicanos españoles) es el anhelo de lograr una sociedad liberada de las formas herrumbrosas del colonialismo y del imperialismo. La labor de estos intelectuales ha sido infundir en el alumnado la inquietud por la tragedia social que vivimos […] Sus esfuerzos no tendieron a ofrecer soluciones, sino a plantear la realidad brutal y descarnada. El alumno ha sido asimilado por este proceso pedagógico al proceso de la creación de la ciencia y la conciencia. Es el alumno el que en este flujo y reflujo de ideas antagónicas forma su mentalidad contemporánea a la realidad histórica que se vive. Y cualquier camino que escoja lo hará fundiendo el deber con el saber, el raciocinio con la buena fe, la inteligencia con el amor por la humanidad”. Años después, al caracterizar el Claustro profesoral sentenció: “Por lo que llevo dicho, pudiera pensarse que la Universidad santiaguera era de izquierda. Todo lo contrario. La mayoría de los profesores era de derecha”.

En la misma medida que se fue arreciando el enfrentamiento al régimen militar y evolucionando hacia formas más violentas, profesores de la universidad oriental se incorporaron o colaboraron con las organizaciones insurreccionales como el MR-26-7 y de Resistencia Cívica; otros, fungieron como asesores en los frentes guerrilleros.

Luego del triunfo revolucionario de enero de 1959, a instancia de la FEUO, se emprendieron una serie de cambios que pusieran a la institución en mejores condiciones para contribuir con las transformaciones revolucionarias en curso. Entre los más relevantes podemos mencionar: el establecimiento del co-gobierno universitario integrado paritariamente por profesores y estudiantes, el proceso de depuración,[8] y la reforma de los Estatutos.

Al mismo tiempo, dieron su respaldo a las primeras medidas revolucionarias, por ejemplo: la Ley no. 11;[9] donar dos días de haber para la Reforma Agraria que finalmente quedó en uno mediante descuento por nómina. La Universidad de Oriente aportó numerosos cuadros al Gobierno Revolucionario. Según el Dr. Armando Hart, titular del ramo, el núcleo inicial del Ministerio de Educación en 1959 procedía de la Universidad oriental “…es un mérito que vale la pena subrayar”. Y comenta: “Debemos destacar con orgullo que un buen número de profesores de este Centro Superior se encuentra colaborando al engrandecimiento de nuestra patria, prestando sus servicios en distintos departamentos del Estado, en los cuales brillan por su laboriosidad, capacidad y honestidad, siendo un ejemplo vivo de ello la reciente legislación de Reforma de la Enseñanza”.[10] La constitución de las Milicias Universitarias Mambisas, devenidas en Milicias Nacionales Revolucionarias, fue una importante contribución a la defensa de la Revolución.

El texto de la reforma estatuaria promulgado el 25 de enero de 1960, conserva aquellos postulados objeto de amplios debates que serían la base “…para que nuestra universidad logre un desarrollo extraordinario cultural, académico, científico, en fin, en todos los órdenes”.

El 10 de enero de 1962, en memoria de Julio Antonio Mella, se promulgaron las Bases Fundamentales de la Reforma de la Enseñanza Superior elaboradas por el Consejo Superior de Universidades, de las cuales, once estaban contenidas parcial o totalmente en los Estatutos de la Universidad de Oriente. Según la Dra. Graciela Pogolotti “… el modelo [de Universidad] adoptado conjugaba la experiencia de la universidad norteamericana, la cubana de la Universidad de Oriente con algunos otros elementos de la tradición nacional…”.

Con la dirección de la Junta Superior de Gobierno de la Universidad de Oriente presidida por el Rector, Dr. José A. Portuondo Valdor, se crearon nuevas facultades y escuelas,[11] los departamentos adquieren un perfil técnico-docente o se reforman como el de Extensión y Relaciones Culturales que pasó a llamarse de Actividades Culturales.[12]

Se creó la Facultad de Ciencias Médicas que tuvo en Alberto Granados, el amigo del Che, a uno de sus fundadores;[13] Economía y Contabilidad; Humanidades, integrada por personalidades como, el Dr. Francisco Prat Puig y el profesor panameño Nils Castro. Se inició la enseñanza del Marxismo–Leninismo y la Economía Política en todas las carreras, como parte de la educación integral que recibirían los alumnos y que contemplaba la formación de los valores morales, cívicos y estéticos. Se organizaron los cursos para trabajadores y se crearon tribunales mixtos que otorgaban becas y matrículas gratis. Se multiplicó el número de ingreso gracias al plan de becas, ya que se acometió la construcción de nuevas y necesarias edificaciones – la Ciudad Universitaria “Antonio Maceo”- que posibilitó la matrícula de jóvenes de diferentes regiones de Oriente y de otras provincias. Se declaró cancelada la Escuela de Derecho y la de Ciencias Naturales, cumplimentándose así mismo, los traslados de matrícula de sus alumnos y profesores, para la Escuela de Derecho de la Universidad de La Habana. Entraron en liquidación las carreras de Licenciatura en Educación (Pedagogía), Sociología, Música, Filosofía y Letras, Ciencias Comerciales, Idiomas (inglés y francés) y Ciencias Económicas.

En cuanto al profesorado se estipularon dos categorías fundamentales: Profesor y Profesor Auxiliar; además de las categorías de Invitado, Extraordinario y Consultante. Así como para los alumnos las categorías de Ayudante y de Instructores no graduados.

Todo lo anterior implicó el incremento del número de profesores y auxiliares de la docencia y su capacitación y superación, lo cual tuvo en la colaboración técnica de los países socialistas una ayuda decisiva.

El 17 de mayo de 1963, se inauguró la Facultad Obrera-Campesina, y en ese mismo año se constituyó el Movimiento de Alumnos Ayudantes que se dispuso a suplir el déficit de profesores. El 30 de julio de 1964, se funda el Instituto Pedagógico “Frank País García”, para la formación de profesores con carácter de Facultad dependiente de las estructuras de la Universidad de Oriente.[14]

El Seminario Nacional celebrado en diciembre de ese año con el propósito de desarrollar la línea de trabajo del MINED en las Universidades, evaluó las dificultades que lastraban el trabajo en ese nivel de enseñanza y la marcha de la Reforma Universitaria. El doctor Hart se refirió a principios cardinales que mantienen plena vigencia:

“Es imprescindible, para organizar la Universidad que necesita la Revolución, darles una participación mayor a los profesores en la dirección del trabajo universitario […] dentro de los principios y métodos del Socialismo, de la democracia socialista, y bajo un tipo de organización que responda a las necesidades prácticas del trabajo universitario”. Al mismo tiempo, exhortó a desarrollar un trabajo con los alumnos que ejercían de instructores y ayudantes, porque en realidad: “… lo que va a salvar a la Universidad –precisó Hart- es la relación correcta entre la experiencia de los cuadros que hayan venido trabajando en la Universidad hace tiempo con el impulso y el ímpetu de los cuadros jóvenes”

El Claustro de la Universidad de Oriente ha evolucionado a través de las nuevas etapas por las que ha atravesado esta institución. A diferencia de ayer, este un Claustro predominantemente revolucionario y altamente preparado en lo técnico y profesional, para asumir los grandes retos y desafíos que plantea a la universidad, la sociedad socialista cubana. Por ello, al conjugarse sabiamente modernidad y tradición, debemos constantemente actualizar nuestra divisa educacional fundacional: “Ciencia y Conciencia”.

Por: Rafael Borges Betancourt

De Cubadebate

http://www.cubadebate.cu/especiales/2022/10/10/universidad-de-oriente-un-ejemplo-de-espiritu-y-valor-a-sus-75-anos-de-fundada/

 

Comenta aquí

*