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Visita Fernando González LIort la Sede Manuel Ascunce

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A Fernando González LLort le hemos tomado la palabra: él dijo que se sentía como en casa y los cientos de avileños que se sentaron a escucharlo se lo creyeron tan bien que comenzaron a dialogar con el Héroe, sobreponiéndose a nervios y poses formales: en su segundo día en Ciego de Ávila lo llevarían a contar de cuánto añoró bailar con Los Van Van o de cómo cuatro años de cárcel se le convirtieron en un “privilegio” (si de semejante palabra puede hablarse en prisión) por tener al lado al independentista Oscar López Rivera.

Durante el intercambio lo acompañaron (de izquierda a derecha) la vicerrectora primera de la Universidad Celín Pérez Nájera, Yohanka Rodríguez Núñez, directora del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en la provincia, y Yuslaivys Borges González, miembro del Buró Provincial del Partido.

Otra vez su condición de Presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) le valió menos que la de Héroe, y explicaría los estrechones de mano, las fotos en ráfaga y el agradecimiento profundo que le profesaban en cada intervención que él devolvía sin falta “porque somos nosotros quienes FernandoND_2tenemos que darles gracias a ustedes, y si los Cinco sumamos los años que nos quedan de vida, todavía no nos alcanzan para agradecer tanto apoyo y solidaridad”.

Más de una hora estuvo sentado con su gesticular discreto, conversando bajo pese al micrófono y sin prolijidad en su verbo. No habló de más; por el contrario, acá nos quedamos con ganas de seguirle escuchando.

También hoy volvió a referirse a las palabras de Trump, solo que su comentario trascendió al mero discurso “porque nosotros dependemos de lo que hagamos nosotros, no de lo que haga Estados Unidos. Ellos dirán, harán… y nosotros aquí seguiremos resistiendo”, dijo el Héroe consciente, además, de que el sistema de Estados Unidos ha necesitado siempre de un enemigo para funcionar.

“Lo de Trump fue un circo que se hace para la politiquería de Miami, que es una minoría, pues la mayoría de los cubanos, incluso los que conocí en prisión, albergan sentimientos de cubanía. Y no se puede ser un buen cubano, si no se es martiano y Martí era antimperialista. Por eso creo que hay que definirse respecto a la política de ese gobierno, que está a 90 millas. No puede serse apolítico, es un lujo que no puede darse un cubano, si se considera buen cubano”.

Tales valoraciones alcanzarían dimensiones mayúsculas cuando leyó en prisión Ese sol del mundo moral; un libro de Cintio Vitier que le representaría la cubanía del mejor modo y le ayudaría a comprender por qué resistían, por qué llegamos a ser lo que somos. “Sin conocer ese pasado no podemos trazar los caminos para subsistir como nación, entendí aún más que la resistencia estaba en la sangre de los cubanos. Entendí más a Martí, que fue asumido por Fidel. El libro tuvo un impacto en mí, creo que todo cubano debería leerlo y volver cada cierto tiempo sobre él.” Como cree también Fernando que seremos mejores cubanos en la medida que profundicemos en la historia y en el pensamiento político de Fidel.

De su relación con Oscar, un “revolucionario ideológicamente sólido” confesaría que aprendería, no solo trazos de dibujo, sino la historia americana, interna, que no aparece en los libros de Historia. “Saber de Las Panteras Negras o del Ejército Negro de Liberación… fue una experiencia afortunada que muchas veces no se da en prisión, la de tener un interlocutor para conversar y compartir la afinidad ideológica. No sé si vale el término, pero fueron los “mejores” cuatro años de mi prisión.”

Aunque, en apariencia, Fernando luce serio, sobre todo en comparación con la jovialidad de Gerardo, no escapó tampoco de las preguntas que le despejarían la sobriedad. Admitiría que, como buen cubano también, le gusta bailar. “No soy un buen bailador, pero me divierto”, diría entre risas, finalizando el encuentro. Sin embargo, la prueba más irrestricta de cuánto le gusta vendría después, cuando le contaría a Invasor cómo logró colarse en un concierto de Los Van Van, después de cuatro intentos fallidos. En su quinta y definitiva intentona, esta reportera lo vio.

— Casualidades, le dije.

— ¿Pero me viste bailando?FernandoND_1

— Unos pasillitos, en realidad.

— Aquella noche, la gente también me saludaba y se hacía fotos. Por poco no me dejan bailar, confiesa casi a carcajadas.

Ahora no ha tenido mucho tiempo para sí. Entre preguntas y respuestas se marchó, pasada la 1:00 pm, saliendo a Camagüey para una reunión a las 3:00 pm. Luego, escuché, irá a Santiago… Creo que regresa el sábado por Ciego, pero solo de pasada.FernandoND_3

Tomado del Periódico Digital Invasor

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