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126 años del Cruce de la Trocha de Júcaro a Morón por Gómez y Maceo

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Desde el inicio de la Guerra de los Diez Años en 1868 por Carlos Manuel de Céspedes, el entonces Capitán General Blas Villate de la Hera, Conde de Valmaseda, concibió la construcción de una trocha militar desde el puerto de Júcaro, en la costa sur, hasta el poblado de Morón, en la costa norte de la villa de Puerto Príncipe.

Ese día el Titán de Bronce, al frente de su columna invasora, cruzó la Trocha de Júcaro a Morón, lo que resultó una victoria definitiva contra la añeja estrategia colonialista de impedir el avance desde la zona oriental de las tropas mambisas al occidente, donde estaba la principal base económica y el poder político de la colonia, mientras se creaban condiciones para desgastar y aislar a los mambises, casi sin posibilidades de recibir ayuda en armas, y abastecimiento.

La Trocha de Júcaro a Morón fue vulnerada en la Guerra de los Diez Años en múltiples ocasiones, por los miembros del Ejército Libertador, principalmente por el Generalísimo Máximo Gómez. No obstante, ante el nuevo estallido revolucionario de 1895, la Trocha resultó renovada y se mantuvo activa durante la contienda con una guarnición de miles de efectivos con artillería en centenares de fortificaciones de mampostería, zanjas, cercas de alambre de púas, sistemas eléctricos de iluminación, comunicaciones por telégrafo, y hasta un ferrocarril paralelo a la línea defensiva que podía mover las tropas a los lugares necesarios.

El 24 de febrero de 1895, al iniciar la Guerra Necesaria, y la llegada a Cuba de los máximos jefes de la Revolución, ese inició la invasión con la columna del Titán de Bronce desde Mangos de Baraguá, en la antigua provincia de Oriente.

Aquel contingente contaba con 890 jinetes de la caballería, 350 de infantería que deberían abrirse paso entre 250 000 efectivos españoles organizados en columnas móviles, con artillería y apoyados por la marina que controlaba las costas, en ciudades, pueblos y puertos de la Isla fuertemente fortificados.

El 30 de octubre, de acuerdo con los planes, Máximo Gómez cruzó la Trocha hacia Las Villas, sin apenas dificultades, para incrementar la insurrección en la región central y operar al oeste de la barrera, con el fin de apoyar el paso de Maceo.

Desde la llegada de las tropas del Titán de Bronce a la zona, el estratega insurrecto organizó la colaboración con el coronel Simón Reyes Hernández, conocido como El Águila de la Trocha, por los éxitos obtenidos en vulnerar esa línea fortificada por donde menos los esperaban los colonialistas.

Las tropas cubanas cruzaron sin una baja el día 29, por un lugar llamado Santo Tomás, al norte de Ciego de Ávila, para reunirse las fuerzas de Maceo con la tropa de Gómez, en la localidad llamada Lázaro López, donde ambos jefes organizan las acciones para continuar la invasión.

El contingente invasor agrupó aproximadamente un ejército de 4 000 efectivos entre infantería y caballería. En aquella histórica jornada, el General en Jefe Máximo Gómez arengó a las tropas y les dijo: “Soldados la guerra empieza ahora. La guerra cruel y despiadada. (…) Soldados, llegaremos hasta los últimos confines del Occidente, hasta donde haya tierra española. Allí se dará el Ayacucho cubano”.

Tampoco otra trocha establecida desde el Puerto de Mariel a Majana, en Pinar del Río, pudo evitar que se confinaran las tropas mambisas en esa provincia comandadas por Maceo, que llevó la invasión hasta los confines occidentales de la Isla en el pueblo de Guane, en enero de 1896.

Importantes analistas militares de la época calificaron la invasión del Ejercito Libertador a las provincias occidentales, que abarcó más de 1 000 kilómetros de Oriente a Occidente, como la proeza militar de la centuria, en la que también quedó derrotado el sistema de trochas militares en Cuba.

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