Hoy me inspiré en Guáimaro, mi pueblo querido ¿Cuántos guaimareños lo ama y defienden? ¿Cuántos lo recuerdan con agrado y placer?
¡Viva la Asamblea de Guáimaro! Esta frase repetida y multiplicada se transforma en grito legítimo, en expresión de un pueblo orgulloso de celebrar el Aniversario 150 de la firma de la Primera constitución de la República de Cuba en Armas.
Una y otra vez se repasa la historia, una y otra vez se dibuja el paisaje retrospectivo de un poblado con casas de piedra y grandes portales, otras de tablas y tejas, de barro y guano, visitado por ricos terratenientes y hacendados, una y otra vez retumban las palabras del Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí, publicadas tiempo después en el periódico Patria: “Guáimaro libre nunca estuvo más hermosa que en los días en que iba a entrar en la gloria”.
¡Aquí se forjó la nación! ¡Aquí nació la primera Constitución cubana, la ley fundamental, la más importante de la República!
En Guáimaro la patriota camagüeyana Ana Betancourt adelantándose a su época, expresaría: “Ciudadanos: La mujer, en el rincón oscuro y tranquilo del hogar, esperaba paciente y resignada esta hora hermosa en que una revolución nueva rompe su yugo y le desata las alas… aquí todo era esclavo, la cuna, el color y el sexo. Vosotros queréis destruir la esclavitud de la cuna peleando hasta morir. Habéis destruido la esclavitud del color y emancipado al siervo. Llegó el momento de liberar a la mujer.”
Orgullo y privilegio sentimos los guaimareños todos de habitar el primer territorio libre de Camagüey, donde Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, flechado por el amor hacia una joven guaimareña compuso la canción romántica La Conchita, también es muestra de orgullo expresar que este territorio fue el segundo pueblo de Cuba quemado por sus habitantes, el 10 de mayo de 1869, para impedir fuera tomado por las tropas enemigas.
Cuando realizamos un balance general del significado de la Asamblea de Guáimaro, podemos plantear de forma categórica, que la misma tiene el gran mérito histórico de fundar la República Cubana en Armas e inaugurar la tradición democrática dentro de las fuerzas revolucionarias, fue el primer paso decisivo para el logro de la unidad del movimiento independentista cubano, se acordó la abolición inmediata de la esclavitud, se aprobó la Primera Constitución de la República en Armas, puso de manifiesto el patriotismo de los principales jefes del movimiento independentista, por encima de las divergencias de criterios que en ella se manifestaron, en esta asamblea se dotó a la nación de la bandera de la estrella solitaria como pabellón nacional, y se eligió al primer Presidente de Cuba Libre, Carlos Manuel de Céspedes.
Con la misma alegría popular que reinó aquel 10 de abril de 1869, con ese mismo entusiasmo, los cubanos de hoy evocamos el impacto de la primera asamblea constituyente, convencido hoy más que nunca que la victoria es de aquellos que se levantan una y otra vez sin desanimarse.
Colaboración de Rodolfo Rivero Estrada
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