Alden Hernández DíazEconomía 05 Septiembre 2020
Para conocer más sobre la ejecución del Programa de Innovación Agropecuaria Local, Invasor conversa con la Doctora en Ciencias Lissete Arzola de la Rosa, coordinadora en la provincia.
A la implementación de potencialidades surgidas desde lo endógeno, con un aporte de ciencia e innovación y en las cuales se consiga asimilar saberes compartidos entre los diferentes actores que aportan al desarrollo socioeconómico del país, aún le queda mucho camino por recorrer.
No obstante a ello, existen experiencias que demuestran su valía en el contexto cubano actual. La producción de alimentos es uno de los sectores estratégicos para la economía nacional que puede desatar muchas sinergias en pos de la sostenibilidad. En tal sentido, Ciego de Ávila da pasos mediante la ejecución del Programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL).
Para conocer más sobre el tema Invasor conversa con la Doctora en Ciencias Lissete Arzola de la Rosa, coordinadora en la provincia.
“Todo parte de una articulación entre diferentes organismos e instituciones como las delegaciones territoriales de los ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y de la Agricultura —que es protagonista principal del proyecto—, las bases productivas, los gobiernos locales, los medios de comunicación y la academia”, señaló.
“Dos efectos u objetivos fundamentales se persiguen: el primero está relacionado con la diversificación, mientras que el otro abarca la institucionalización a partir del diseño de plataformas multisectoriales de gestión, que llevan consigo procesos para capacitar, sensibilizar sobre las problemáticas y producir.”
país.
Lissete resalta la capacidad para crear una cultura de gestión de proyectos, todavía en ciernes, sobre todo de aquellos internacionales, además, la necesidad de articular a los diversos actores desde la innovación, entendida como cambio y adecuación desde las condiciones presentes, elemento demandado desde la presidencia delEl PIAL cuenta con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, está presente en la mayoría de las provincias y su trabajo permite conciliar demandas con el sector productivo.
En Ciego de Ávila su implementación transcurre por la cuarta fase, que debe cerrar a finales de 2021. Al respecto, Arzola de la Rosa refiere que si en otras provincias con mayor tiempo de ejecución durante esta etapa se va al fortalecimiento, aquí el trabajo es más abarcador.
“El sistema de innovación agropecuaria local se caracteriza por un enfoque participativo y es cómo crear un dispositivo, una arquitectura social, que no es que queramos crear otra, sino que se trata de desarrollar y articular relaciones más estrechas entre las bases productivas y los grupos de desarrollo local de los gobiernos, que son quienes demandan hacia dónde debemos dirigir realmente la producción de alimentos.
“Incorporarle una visión sociocultural al fenómeno permite que esos sistemas productivos se asocien más al consumo, al acceso de la población, porque producimos, pero ¿será lo que está en función de mi cultura alimenticia o es aquello de lo que puedo disponer?”, cuestiona la profesora.
En el logro de objetivos transformadores desde abajo tiene mucha importancia la formación de facilitadores en el Sistema de Innovación Agropecuario Local (SIAL). Lissete explicó que actualmente cuentan en los municipios avileños con un total de 57, los cuales aportan a la eficiencia del trabajo de los gobiernos y grupos municipales.
“Durante el actual año el azote de la pandemia afecta a la hora de conseguir mayor capacitación, que ayude al conocimiento y la aplicación del nuevo diseño de las estrategias de desarrollo municipal. Se puede incidir más en cómo engranar proyectos de desarrollo local que encadenan con otros procesos y se convierten en macroeconómicos. Sin embargo, el uno por ciento de contribución se queda en la localidad y, a veces, existe desconocimiento o no dominamos bien todo su proceso; entonces desde el enfoque participativo, en el que todos deciden, eso te cambia la perspectiva.”
• En Ciego de Ávila: Loma arriba el desarrollo local.
Los efectos productivos del proyecto se hacen sentir fundamentalmente en tres municipios. Uno de ellos es el caso de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CSS) El Vaquerito, del municipio de Venezuela, donde campesinos recuperaron un tipo de clon de boniato que productores de otros territorios muestran interés en adquirir su conocimiento.
Agrega Arzola de la Rosa que la citada base productiva, de conjunto con otras cercanas, también incursiona en la producción de frutas con destino a una juguera donada por el PIAL, que beneficia a la población local. Como particularidad, está la intención de recuperar plantaciones de mandarina, un cítrico patrimonio agrario de la provincia.
Por su parte, en el municipio de Primero de Enero, la CSS Antero Regalado y la Unidad Básica de Producción Cooperativa Sabicú, se insertan en la creación de los bancos de semillas a escala local, una de las demandas actuales del programa de producción de alimentos.
Además, allí también promueven la producción de la miel de la abeja melipona, conocida como de la tierra. “En este caso, un solo productor que comenzó con 60 colmenas actualmente tiene 200 y ha sido capaz de capacitar a apicultores de otros municipios.
Asimismo, cuentan con el apoyo del central azucarero para elaborar los apiarios a partir de las recorterías de madera. Ahí se ve la articulación en la decisión gubernamental por potenciar algo, escenario todavía no normado, pero cuando se normalice, porque se está estudiando, es un rubro exportable que puede tener la provincia”, comentó la Coordinadora.
En el municipio de Baraguá se trabaja en la producción de bancos de semillas de tomate, derivados de la leche de cabra y abonos orgánicos.
Otro espacio creado por el #pial Programa de Innovación Agropecuario Local en el municipio de #Baraguá de la #CiegodeAvila fue el intercambio con los poductores de la CCS “Astemir Morales” beneficiando a un productor líder Bárbaro Yoel Valdés que tiene el encargo de potenciar bancos locales de tomates y otros sistemas productivos propios de este territorio. Además, momentos después se intercambio con campesinos de la UBPC “Oro Azul” que tiene una tarea esencial, la producción de abonos orgánicos.
Mientras que en Majagua la coordinación con la finca El Placer, de la CSS Reinaldo Maning, permite tener una visión desde la producción hasta el consumo y la existencia de varias fuentes de financiamiento para fomentar el desarrollo.
“Todo ello nos da la medida de cómo crear ciclos de aprendizaje y que la academia, entendida como universidad, debe vincularse más a las bases productivas, porque ellas demandan capacitación, saberes, espacios de intercambio, lo que, a su vez, nos hace quitarnos un poco el concepto de las aulas y llevar el conocimiento hasta los lugares donde se hace el desarrollo.”
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