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Globalización, mercantilismo del deporte y la nación cubana

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La globalización ha cambiado, sin dudas, la relación entre tiempo y espacio; el mundo es cada vez más un ámbito comprimido. Al vivir en «sociedades conectadas» y en la «aldea global», el ciudadano asiste a una realineación de sus nacionalidades (y mercados laborales) y, con ello, de las políticas internacionales promovidas por sus representantes.

Contrariamente a ello, la estructura actual del deporte global puede ser entendida como un síntoma de una nueva etapa del capitalismo occidental, orientada y dominada por el consumo. Como tal, el deporte global orientado al consumo impone sus productos culturales nuevos sobre las comunidades vulnerables del planeta. Una de las consecuencias de tal imposición es la erradicación de las diferencias culturales (no es de relevancia fundamental saber en este punto si ello es fruto de una «norteamericanización» o de un proceso global más amplio). Occidente controla la economía, la tecnología, la política, el conocimiento y las palancas del poder del deporte global. Ese deporte global está ligado a la emergencia de nuevos mercados, incluido el laboral, y de la mercantilización cultural (su implementación es la marca registrada del capitalismo tardío de los comienzos del siglo XXI).

En oposición a ello, las personas, las naciones y las civilizaciones parecen reaccionar diferente ante similares situaciones dadas por lo global y por el deporte global. La globalización ha encendido movimiento antiglobalizador cuyos miembros no solo se resisten al proceso descrito, sino que buscan promover, revitalizar y establecer organizaciones locales con raíces en la comunidad, basadas en nociones de autonomía y democracia. La carrera hacia los próximos Juegos de Pekín será la ocasión para los grupos de Derechos Humanos para llamar la atención sobre un amplio espectro de temas relacionados con lo deportivo y lo no-deportivo, que relacionen políticas internacionales más ampliamente.

De la evidencia disponible se desprende que la migración de atletas involucrados en la «industria deportiva» ocurre a tres niveles diferentes: dentro de las naciones, entre naciones del mismo continente y entre naciones de continentes y hemisferios diferentes. Al centrarnos en los atletas, reconocemos formas establecidas para reclutar y retener subsecuentemente deportistas en deportes tales como fútbol americano, básquetbol, cricket, hockey sobre hielo, atletismo y fútbol. Ejemplos de movimientos intra-continente incluye a los atletas de la República Dominicana de los equipos de béisbol americano. El movimiento dentro de Europa del Oeste y entre la Comunidad Europea y Europa del Este en deportes tales como fútbol, hockey sobre hielo, básquetbol y atletismo se ha incrementado significativamente en las pasadas dos décadas.

Las universidades norteamericanas han reclutado activamente hombres y mujeres de Europa para deportes tales como atletismo, fútbol, rugby, básquetbol o natación. El talento africano para el atletismo también está presente en los programas de becas de las universidades norteamericanas. Los australianos, afrocaribeños, sudasiáticos y sudafricanos también participan ampliamente en el cricket inglés y lo han hecho durante varias décadas; de ahí la necesidad de una planificación de desarrollo de largo término.

Esta agresión en el deporte ha permanecido intacta desde las distintas formaciones económico sociales hasta nuestros días, sin embargo, no es ese el tipo de agresión que más nos preocupa en el seno del desarrollo de la sociedad socialista que hoy construimos en Cuba. Afecta mucho más la actitud prepotente de organizaciones que se han dedicado a no colaborar y en muchos casos a obstaculizar el desarrollo del movimiento deportivo cubano.

Las leyes como Torrecelli y la Helms Burton han provocado que empresas de países desarrollados y subdesarrollados no puedan comerciar con Cuba para adquirir uniformes, implementos deportivos, equipos, medicamentos, etc. En buena representatividad de los casos, se logra comprar estos recursos a precios elevados y con riesgo de sanciones para la empresa que provee estos medios (Romero, 2005).

Es bien sabido por el paso de la historia, las violaciones de los derechos internacionales, los vetos a participaciones de los atletas cubanos a juegos deportivos como los X Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan (Puerto Rico) celebrados del 11 al 25 de junio de 1966. Hechos como este han probado lo difícil que ha sido para los atletas cubanos, prepararse para un evento internacional y tener que enfrentar la discriminación y los planes ego centristas de organizaciones anticubanas.

Triste fue la noticia del sabotaje al avión de cubana el 6 de octubre de 1976, En el que murieron 73 personas a bordo (48 pasajeros y 25 miembros de la tripulación), entre ellos los 24 miembros del equipo nacional juvenil de esgrima cubano, quienes regresaban a Cuba luego de haber ganado todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe; varios de ellos no llegaban ni siquiera a los 20 años de edad. Esta agresión al deporte cubano ha sido identificada como un tipo de guerra no convencional hacia el desarrollo de los derechos civiles de la sociedad y las conquistas del pueblo cubano.

La agresión al deporte ha adoptado un método subliminar en la contemporaneidad, en el intento del robo de talentos, en la campaña subversiva mediática que busca desestabilizar al gobierno revolucionario en cualquiera de sus manifestaciones. Es notable la eminente invasión sobre todo si en ellas destella la destreza, la virtud y la calidad de los preparadores y atletas cubanos que aún en condiciones adversas se destacan y alcanzan premios.

No son meras casualidades o coincidencias cuando algunas veces descalifican u omiten los puntos de los atletas cubanos en eventos deportivos patrocinados por empresarios ultraderechistas. Con tal de desacreditar el movimiento deportivo cubano, existen personas capaces de maquinar, crear falsas opiniones y testimonios para opacar la calidad del deporte nacional ya sea por las redes sociales o por los canales informativos extranjeros.

Pero la historia no se detiene aquí, ha sido prioridad del estado cubano coordinar acciones en la relación educación-deporte para que el individuo sea capaz de reconocer y atesorar valores morales como el amor a su equipo, a su bandera y a su madre patria. Por cada agresión que se percibe, se moderniza el deporte sobre la base de la ciencia y la tecnología, aun con las limitaciones materiales que se presentan día a día.

En el transcurso de este nuevo siglo, el mundo cada día está más al lado del deporte cubano como también está al lado del pueblo que lo nutre. La solidaridad internacional ha ayudado a romper este cerco, a comprender mejor nuestra realidad y apoyar al talento, dedicación, modestia y la humildad de los atletas cubanos.

Recopilado por. Dr C. Armenio Pérez López

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