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Actividad física, hipertensión arterial y estilos de vida saludables

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El estilo de vida del ser humano, durante mucho tiempo estuvo marcado por la presencia de una gran actividad física al realizar labores o trabajos que le permitieran su subsistencia. Sin embargo, los quehaceres ordinarios del hombre moderno se han simplificado y facilitado por los avances de la ciencia y la tecnología del siglo XXI. En el campo, en las fábricas y en el hogar, la energía de las máquinas ha sustituido a la energía del músculo en la mayor parte de las faenas. El ruido de los motores ha reemplazado a la respiración fuerte, al palpitar acelerado del corazón y a la sudoración sana y abundante de un cuerpo trabajando. La mecanización ha sustituido al uso del cuerpo humano en casi todas las profesiones y oficios.

El ejercicio  físico es una necesidad del cuerpo humano que nos permite mejorar el bienestar y la satisfacción personal  de los participantes, facilitando también la formación de una buena auto-imagen positiva.

La  capacidad de movimiento e interacción con el mundo que nos rodea, permite  que la actividad física sea  una práctica humana  permanente en cualquier acción de nuestra vida como el trabajo, escuela, el  tiempo libre, tareas cotidianas y familiares  durante toda la existencia del hombre, de ahí su gran importancia y que constituya un factor a tener en cuenta a la hora de valorar la salud de las personas.

El uso de nuestro cuerpo en  actividades como medio de entretenimiento, es cada vez más raro. La obesidad, el estrés, el sedentarismo y el consumo exagerado de alcohol, tabaco y drogas, junto con la motorización constituyen los pilares sobre los que se apoya el sistema de vida de los ciudadanos modernos que, a la vez que les permite disfrutar de algunos placeres, les produce una forma típica de enfermedad y muerte.

Esta manera de vivir y la sociedad de consumo se caracterizan por una desmedida carrera competitiva, lo que desencadena una enorme tensión  o estrés. Con una sola reflexión podemos decirlo todo: “El hombre necesita adoptar estilo de vida más sanos si quiere garantizar su propia supervivencia”

El abandono de hábitos tan nocivos como los antes mencionados y el control sistemático de la presión arterial, el peso corporal, el rediseño de patrones nutricionales más saludables y la realización regular de ejercicios físicos, son elementos que han  demostrado sus efectos beneficiosos sobre el mejoramiento de la calidad de vida aún en las personas de edad.

La prevención es, sin lugar a dudas, el instrumento principal para la elevación del nivel de salud de la población. Esto ha sido reconocido tácticamente por las autoridades de salud cubana, siempre será más fácil y barato prevenir que tratar. Solo puede establecerse una política preventiva eficaz  si se tiene en cuenta las características epidemiológicas  de las afecciones que directa o indirectamente modifican los índices de morbimortalidad en una población dada.

Desde la última mitad del siglo pasado, las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la primera causa de muerte en todos los países del mundo. Dentro de este grupo de enfermedades se encuentra la Hipertensión Arterial (HTA), que además de constituir una enfermedad, deviene factor de riesgo en la aparición de otras patologías de igual importancia como los accidentes vasculares encefálicos, infarto agudo del miocardio, etc.

La Organización Panamericana de la Salud estimó que en el transcurso de los próximos 10 años, habrá 20.7 millones de muertes por enfermedad cardiovascular, de las que unas 2.4 millones serán atribuibles a la hipertensión arterial, en la región de las Américas. Se calcula que la prevalencia de hipertensión en los países latinoamericanos y del Caribe fluctúa entre 8% y 30%.

Son estas, las razones  esenciales por la cuales muchos expertos en la  temática plantean, que se deben ofrecer nuevos límites o zonas preventivas a la hipertensión arterial que le permita al ser humano  anticiparse  y  no llegar a padecer esta patología.

La sociedad ha conferido hoy al ejercicio y al deporte, en sus manifestaciones recreativas, educativas o competitivas, una función trascendente para la preservación y desarrollo de la salud del ser humano, por esta razón el movimiento debe manifestarse como una forma de cultura, de educación y de promoción de salud. Las medidas específicas no farmacológicas que se deben tener en cuenta para el tratamiento de la hipertensión arterial deben ser:

  • Evitar el stress
  • Mantener régimen higiénico – dietético adecuado.
  • Reducir el peso corporal.
  • Suprimir el tabaquismo y el alcohol.
  • Realizar ejercicios físicos.
  • Terapéutica de relajación.

La relación entre Cultura Física y Salud Pública  constituye una unidad de acción e interés tal, que muchos de los indicadores por los cuales miden los países desarrollados el nivel de vida de la población, dependen en gran medida de la Cultura Física que tengan los ciudadanos. Esta relación se materializa en dos tareas fundamentales:

  • El trabajo de prevención de algunas enfermedades y el mantenimiento del estado de salud.
  • El uso de la rehabilitación física como medio de reducir los efectos de determinadas enfermedades que aparecen en los ciudadanos.

Sobre este asunto, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en Clausura del  VII Congreso Sindical Nacional de trabajadores de la educación la ciencia  y el deporte el 22 de diciembre de 1991 destacaba: “La práctica del deporte y los ejercicios físicos pueden hacer por la humanidad lo que no podrían alcanzar millones de médicos. La prolongación de la vida y la terapia contra numerosas enfermedades consisten hoy día  en el ejercicio físico. El deporte y el ejercicio físico, educan, disciplinan, desarrollan la voluntad y preparan al ser humano para la producción y la vida. Creo que gracias al deporte, yo mismo pude resistir la vida durante el tiempo en las montañas y soportar sin impacto mis hipertensiones por más de 26 años de intenso trabajo político”.

Se recomienda para este caso, un PROGRAMA DE EJERCICIOS que cumpla estos requisitos:

INTENSIDAD: se recomienda trabajar con una intensidad del 70% de la FC max.

DURACIÓN: las sesiones de ejercicios deben estar planificadas para una duración de 60 minutos como minimo, dividida en tres partes, inicial, principal y final.

FRECUENCIA: debe intentarse que la frecuencia de ejercicios sea entre 5 y 6 días/semana.

 TIPO DE EJERCICIOS: se recomiendan ejercicios aeróbicos, dinámicos y de bajo impacto osteomioarticular. También se puede utilizar la natación, bicicletas, bicicleta estática, marchas, cinta de andar, remos, etc, según sean las posiblilidades y preferencias.

Colaboración del Dr. C. Armenio Pérez López

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