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Alfabetización mediática: cómo y porqué introducirla en el aula

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Ante el auge y propagación de términos como posverdad o fake news, parecería que la alfabetización mediática y/o informacional ha recuperado terreno en la arena del debate público. Pero nada más lejos de la verdad: instituciones como la UNESCO, que en el año 2012 ya publicó un libro sobre ésta alfabetización a modo de guía para docentes, o la Unión Europea (UE), a través de numerosos estudios, comunicaciones e iniciativas como CinElmotion, llevan ya un largo tiempo advirtiendo de la necesidad de una formación en este sentido, reglada, adaptada a todos los niveles educativos. Aunque ¿en qué consiste esta alfabetización mediática? ¿Y como puede llevarse a cabo desde los centros educativos, para que así el alumnado pueda hacer buen uso de ella en su vida cotidiana?

Una alfabetización para el siglo XX… y también para el XXI

La combinación de las alfabetizaciones informacional y mediática evoluciona de forma pareja a la asimilación de estos medios impresos, radiofónicos, audiovisuales y, de un tiempo a esta parte, también digitales. Medios que vuelcan mensajes de todo tipo sobre una ciudadanía, conformada por todos nosotros, que no siempre ha sido capaz de separar el grano de la información de la paja del ruido mediático. Bajo este punto de vista, toda alfabetización mediática que se precie de serlo implica una formación competencial, alérgica a lo memorístico o al aprendizaje de contenidos, y carente de un posicionamiento ideológico determinado. La alfabetización mediática parte de una concepción próxima a la investigación para desentrañar cómo un medio comunicativo transmite su mensaje. Y todo a partir de un total de cinco normas que, según la UNESCO, ofrecen una pequeña guía para todos aquellos que vivimos en una sociedad de la información al filo de la sobresaturación mediática. Son las siguientes:

  • Toda información, y los medios que la transmiten a la ciudadanía, son utilizados como formas de comunicación para el compromiso de la sociedad civil, y el desarrollo sostenible.
  • Cualquier ciudadano es, o debería ser, un creador de contenidos y también transmisor de mensajes, ya que todo el mundo tiene derecho a comunicarse y expresarse. La alfabetización mediática e informacional está vinculada con los Derechos Humanos, y por lo tanto abarca a todos los seres humanos que conforman la humanidad.
  • La información o el conocimiento no siempre es neutral ni procede de fuentes independientes o fiables. La aplicación de la alfabetización mediática debe hacerse según los principios de fiabilidad y accesibilidad para todos los ciudadanos.
  • Los derechos de la ciudadanía en lo que respecta al acceso y comprensión de la información, o a la comunicación, no pueden verse comprometidos bajo ningún concepto.
  • La alfabetización mediática es un aprendizaje continuo, y resulta mucho más completo cuando engloba conocimientos, habilidades y aptitudes, además de acceso, cobertura, evaluación, asignación, uso, producción y comunicación del contenido de los medios de comunicación.

Ahora bien ¿en qué se traducen estos cinco puntos? ¿qué es, en puridad, la alfabetización mediática y cómo podemos trasladarla a nuestra experiencia como docentes?

Alfabetización mediática y reglada: una formación integrada y transversal

Si la alfabetización informacional implica definir, localizar, evaluar, organizar, juzgar y procesar la información que se recibe o se emite, la alfabetización mediática engloba todas estas funciones enmarcándolas, inevitablemente, en un entorno mediatizado. Lo que se traduce en las siguientes especificaciones y características, sobre las que os apuntamos algunas estrategias para su desarrollo educativo:

  • La alfabetización mediática implica entender el papel y funciones de los medios de comunicación en la sociedad, tales como informar de forma rigurosa y veraz sobre hechos ocurridos que resulten de interés público, o conocer las condiciones bajo las que operan estos medios. Un aprendizaje activo y crítico en el derecho (humano) a la información, y una investigación en historia de los medios en el aula y su función, a través de la lectura de libros o el visionado de videos y películas en clase, puede clarificar el papel que estos deberían tener.
  • Esta alfabetización permite evaluar críticamente los contenidos que transmiten los medios a la luz de los principios fundamentales comentados en el punto anterior. Cotejar información a partir de fuentes diferentes, debatir en clase sobre el grado de veracidad (o de falsedad) de algunas noticias, o ejercitar la capacidad para argumentar en base al principio de la verdad son algunas formas de despertar y desarrollar este muy necesario espíritu crítico.
  • El compromiso mediático para la autoexpresión y la participación democrática es una de las mayores virtudes de una alfabetización en medios de comunicación. Por eso, resulta recomendable crear las condiciones para que vuestros alumnos sean capaces de generar sus propios contenidos, ya sea de forma audiovisual, radiofónica o escrita. Así estimularán su creatividad y su capacidad para organizar y emitir un discurso, que después puede debatirse en clase. De este modo serán conscientes de las diferencias que puede llegar a haber entre lo que querían expresar y lo que finalmente han comunicado.
  • En tiempos digitales, una alfabetización de estas características quedaría incompleta en ausencia de una formación en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que tenga en cuenta sus particularidades como medios comunicativos, lo que puede lograrse a partir de la alfabetización digital.

¿Creéis que la alfabetización mediática es un aprendizaje importante para la ciudadanía? ¿La introducís en vuestras clases? ¿De qué modo? Compartid vuestras experiencias e impresiones con todos nosotros y este post con vuestros contactos.

Para saber más:

Video: Conferencia: Alfabetización mediática.

Documento: Alfabetización mediática e informacional (UNESCO).

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