La sección ConUNICA en otra de sus publicaciones dedica unas líneas de reflexión sobre la comunicación institucional como una salida laboral en auge, cuando ha cumplido un siglo de vida como disciplina de investigación.
En este sentido la Comunicación Institucional a nivel interno se encarga de conocer la identidad de la institución para después plasmarla en todo el personal que trabaja en ella mientras, que de puertas a fuera, busca crear credibilidad, demostrar relevancia y transmitir empatía.
Conocer la propia identidad de la institución es el punto de partida de la Comunicación Institucional. A partir de ahí, se debe planificar la comunicación desde la perspectiva de que todo lo que se diga o se haga comunica una forma de ser, una imagen. Todo lo que se transmita desde la institución estará reflejando la propia identidad.
La gestión de esta identidad recurre a muchas disciplinas entre las que se incluyen la gestión estratégica, la Comunicación Corporativa, el comportamiento organizacional, las Relaciones Públicas y el diseño. Sin embargo, todas ellas pueden verse alteradas por factores externos ajenos a la institución, pero también por crisis generadas dentro de la entidad.
La imagen y reputación institucional configuran la percepción pública sobre una institución, actuando la imagen como figura y la reputación como el juicio que se genera sobre la imagen creada. Entre los atributos más valorados en relación con la reputación se encuentran la visibilidad, la autenticidad, la transparencia o la diferenciación.
Por ello, se considera que el trabajo de los profesionales dedicados a la Comunicación Institucional, como función integradora de la actividad comunicativa de una institución, debe estar enfocado a lograr una buena comunicación a sus públicos, para el logro exitosos de todos los procesos de la institución.
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