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Evocación a Carlos Manuel de Céspedes

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Hace 147 años de lo ocurrido aquel 27 de febrero de 1874, cuando Carlos Manuel de Céspedes entraba en la inmortalidad. Evocar su epopeya es hoy un deber de cada cubano porque fue él quien tuvo la clara percepción de que era preciso no dilatar el alzamiento, proclamando su determinación de independencia o muerte y la libertad de sus esclavos el 10 de Octubre de 1868. Inaugurando, en la historia nacional, el inicio del proceso revolucionario cubano.
Tras el alzamiento, en su condición de iniciador de la lucha da a conocer un documento que se convertiría en el programa de la Revolución: el Manifiesto del Diez de Octubre. Céspedes está considerado por los cubanos el Padre de la Patria, fue Mayor general del Ejército Libertador de Cuba y primer Presidente de la República de Cuba en Armas.
Abrazó no solo el ideal independentista, sino también su concepción anti anexionista y así lo expresó en la carta a Mestre:
“Por lo que respecta a los Estados Unidos tal vez esté equivocado, pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación y entretanto que no salga del dominio de España, siquiera sea para constituirse en poder independiente; éste es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de otros amigos más eficaces o desinteresados”.
Consecuente con esa política, Céspedes alentó a los libertadores cubanos a valerse de sus propios recursos, al par que incitaba por todos los medios y en todos los tonos a los emigrados auto titulados revolucionarios para que costearan y enviaran armas a Cuba libre o acudieran con sus brazos o sus talentos en ayuda de los que aquí libraban lucha desesperada por derrocar al Gobierno colonial y retiró la representación diplomática de Cuba en Estados Unidos.
Después de su destitución como Presidente de la República de Cuba en Armas, lo obligaron a acompañar al nuevo gobierno y a la Cámara durante dos meses. Tras la negativa de permitírsele salir al extranjero para visitar a su esposa e hijos, se le confinó a la finca San Lorenzo, en la Sierra Maestra. Hacia allí se dirigió, sin la debida escolta, pues el gobierno se la negó. La llegada al lugar se produjo en la noche del 23 de enero de 1874. En la quietud de la sierra se dedicó a escribir y a enseñar a leer a los niños.
Según el historiador Yoel Cordoví Núñez, el 27 de febrero de 1874, una columna española penetró sorpresivamente en San Lorenzo. Un capitán, un sargento y cinco soldados lo persiguen. Los españoles intentan capturarlo vivo, pero el bayamés dispara sin detener la carrera. La hora final llegaba. El sargento Felipe González Ferrer se le encima, y ante un último esfuerzo de Céspedes por neutralizar de un disparo a su rival, el sargento acciona su fusil y a quemarropa le perfora el corazón.
Así dejaba de existir el iniciador de la guerra de independencia en Cuba contra el gobierno español. Su cadáver fue conducido a Santiago de Cuba, donde se le dio sepultura.

Por DrC Sayly de la C.Rodríguez Santana ,Coordinadora del Observatorio Social Universitario.

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