Por Siempre Fidel

Fidel en Ciego de Ávila durante el Huracán Cleo

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Por: Raymundo Adalberto Ojeda Luis

El Huracán Cleo cruzó sobre la región centro oriental de Cuba entre los días 25 y 26 de agosto de 1964. Azotó primeramente la zona de Cabo Cruz  y horas después penetró por la costa sur de Camagüey en una trayectoria casi idéntica a la del huracán de 1932. Pasó cerca de la ciudad de Ciego de Ávila y salió al canal Viejo de Bahamas por la Bahía de Buena Vista. Este huracán fue extremadamente destructor para los países caribeños, en los que causó 124 muertes. Las medidas preventivas adoptadas en Cuba, evitó la ocurrencia de víctimas mortales.

Este huracán ocurre cuando aún no había transcurrido un año de Flora y dada su magnitud Fidel ocupa la primera línea de acción. Llega a Camagüey en la tarde del día 25, le acompañan el comandante Ernesto Che Guevara y otros dirigentes. Allí se informa de las medidas adoptadas para proteger a la población de la zona amenazada y la preservación de los recursos. Se traslada a Santa Cruz del Sur, localidad de alto riesgo y donde en 1932 había ocurrido un verdadero desastre, por ello se evacuó toda la población cuyas viviendas estuvieran a una distancia de hasta 15 km de la costa. En el momento de la estancia de Fidel en aquella localidad  soplaban rachas  estimadas en más de 110 km/h   y llovía fuertemente.

De Camagüey Fidel se trasladó a Júcaro donde se preocupó por las medidas adoptadas ante la cercanía del huracán. Regresó a Camagüey y más tarde volvió a Ciego de Ávila donde permaneció por varias horas, realiza comprobaciones de la situación y las previsiones adoptadas y considera la situación con las autoridades locales. Pasadas las 2.00 a.m. continúa hacia Sancti Spíritus, regresa a Jatibonico y de allí a Santa Clara donde culmina su itinerario cuando el ciclón abandonaba el territorio nacional. Durante todo este trayecto Fidel llevaba un barómetro y personalmente realizaba las mediciones y confrontaba con los especialistas del centro meteorológico de Casablanca.

Este huracán, que diagonalmente cruzó el territorio avileño, produjo pérdidas materiales por la magnitud  de los vientos y precipitaciones, pero se preservó la población de accidentes fatales para la vida.

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