Palabras no tengo con las cuales poder describir como lo pudiera realizar un periodista, solo les voy a expresar lo que se siente cuando tenemos la oportunidad de rendir merecido homenaje a quién toda su vida la dedico al mejoramiento humano, a la persona que fue capaz de dar hasta su último aliento por la causa más justa y humana que un ser humano pueda realizar, al héroe que todos los cubanos le debemos respeto, admiración y agradecimiento por tener la inmensa suerte de vivir en un país libre, soberano e independiente.
Quién se haya detenido a leer las palabras anteriores, estoy convencido de que ya sabe a la persona a la cual me refiero ¡claro!, no es otro que nuestro invicto comandante Fidel Castro Ruz.
Estas sencillas líneas, pero profundas, muestran sentimientos de agradecimiento, no solo hacia Fidel sino a todos los héroes de la patria. Estudiantes, profesores y trabajadores de nuestra universidad tuvimos la oportunidad de partir en la noche del viernes 15 de diciembre a la hermosa ciudad de Santiago de Cuba, con el propósito de visitar el complejo monumentario en la necrópolis de Santa Ifigenia, lugar donde reposan las cenizas de nuestro inmortal comandante, y rendir homenaje a figuras inolvidables como la madre de todos los cubanos Mariana Grajales, al padre de la patria Carlos Manuel de Céspedes, a nuestro héroe nacional José Martí, y otros héroes y heroínas que lucharon por una patria libre y soberana, para que nuestra bandera de la estrella solitaria hondee en nuestro cielo azul con la seguridad de que jamás nuestra tierra será mancillada por extranjero alguno.
Oportunidad para conocer la historia de cerca, tocarla con nuestras propias manos, escuchar las explicaciones de un excelente orador, el historiador de lo que hoy constituye uno de los complejos monumentarios más visitados en el país, de visitar el Cuartel Moncada, que atesora en su interior, ese quién fuera el motor pequeño que hecho andar, este gran motor que hoy tenemos que es nuestra revolución y que jamás dejará de detenerse y seguirá hacia adelante, cumpliendo con los ideales de nuestro héroe nacional y de Fidel Castro Ruz. Quiénes estarán presente en los corazones de las generaciones de hoy y del futuro.
Quién tenga la oportunidad de visitar a Santiago de Cuba hoy estará plenamente de acuerdo conmigo de que ¡Santiago es Santiago! como orgullosamente sus habitantes lo expresan, pues es una ciudad totalmente acogedora, con una disciplina ciudadana digna de destacar, que hace que quiénes la visitan se sientan como ciudadanos de ese terruño lleno de valores patrios, que suministra en nuestras venas el orgullo de ser cubanos, de defender hasta la muerte si así fuera preciso lo que hemos logrado y de seguir adelante construyendo una sociedad justa, humanitaria, solidaria, digna y soberana.
No quisiera terminar estas palabras que para nada constituyen una crónica sin agradecer a los santiagueros que nos atendieron con tanta amabilidad y cortesía, al consejo de dirección de nuestra institución, en especial a la rectora Dra. C. Celín Pérez Nájera, al comité del PCC, al secretariado del sindicato de trabajadores, al comité de la UJC y al secretariado de la FEU, la oportunidad que me brindaron al poder participar en un viaje que quedará en mi memoria por el resto de mis días de existencia, como una de mis experiencias más hermosas como educador y como historiador de nuestra institución.
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