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La esperanza de Maidelyn

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Si este fuese un mes de septiembre al que pudiésemos etiquetarlo como “normal”, Maidelyn Vázquez Morales estaría iniciando el segundo año de su carrera universitaria. Licenciatura en Educación Matemática es la carrera que escogió para defender en el futuro, aunque confiesa ser amante de la fotografía y las letras; mas una peligrosa pandemia le ha virado los planes patas arriba y a la altura de este mes su primer año académico no visualiza el fin.

Sin embargo, Maidelyn no está de vacaciones. En medio de un llamado a quedarse en casa, ella y su joven rebeldía deciden salir a las calles para ayudar a los más necesitados. Teme, analiza, piensa; pero no duda.

Y es que desde marzo último esta joven forma parte del Contingente 97 años Con Cuba, una idea de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Universidad Máximo Gómez Báez de conjunto con la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Ciego de Ávila, con el objetivo de ayudar en labores de mensajería a personas que resultan altamente vulnerables a la COVID-19.

“Me enteré de casualidad por una publicación que realizara en Facebook el Secretario de la UJC en la universidad en la cual nos invitaba a no ser un espectador más y sumarnos. Justo ese día por la tarde vi a una señora de la tercera edad por el frente de mi casa pasando mucho trabajo con su andador y varias jabas. Aquello despertó en mí muchos sentimientos y enseguida llamé para preguntar qué tenía que hacer. Yo también quería apoyar.

“Me dijeron que en los próximos días iban a abanderar el Contingente, entonces fui, me abanderé y tuve el contacto con el presidente del Consejo Popular Roberto Rivas Fraga que era donde yo vivía. Me explicó cómo iba a ser todo, me dio una carta de autorizo para comprar en las tiendas de la circunscripción sin necesidad de hacer colas. Luego el delegado fue directamente conmigo a las casas de los ancianos que tenían necesidad de apoyo para presentármelos.”

Sin embargo, cuando “la covid” tenía un aparente control, las alarmas sonaron una vez más en la provincia y el Contingente se preparó para una “segunda temporada”. Ahora, pudiera parecer que la tarea es más titánica.

“En esta nueva etapa los estudiantes que ya habíamos sido parte del contingente fuimos llamados para comunicarnos de la necesidad de volver. Ahora la misión no es entrar como tal a la zona de cuarentena, sino estar alrededor de ella para que cuando una persona necesite de un favor o comprar algo, facilitárselo. Los que están en áreas restringidas necesitan cobrar, comprar alimentos, sacar dinero de los cajeros automáticos y como no pueden salir nosotros hacemos las gestiones por ellos.”

Estar expuesta casi de manera directa a un mortal virus requiere sacrificio, pero, sobre todo, responsabilidad personal y colectiva.

“Más que cuidarse una misma, implica velar por la salud de las demás personas para que a la vez velen por ti, es como una espiral. Siempre tengo en cuenta las medidas higiénico-sanitarias establecidas. Tengo permanentemente un antibacterial en mi bolso y 3 nasobucos de repuesto, porque a veces pienso que voy a demorarme poco, pero se me complica el día. Si de repente venden algo que las personas necesitan yo se los compro porque ellos lógicamente no pueden salir de sus casas y cuando llego de la calle, ante todo, me baño. Es importante cuidarse y cuidar a la familia.”

─ Porque el apoyo de la familia es fundamental, ¿verdad?

“Dar el paso al frente para ayudar resulta a veces un poco complicado para la familia. De hecho, acá en casa ha sido un tema muy debatido, me dicen ‘está bien, pero cuídate, porque si vas a salir estarás expuesta al virus y tienes que cuidarte, pero también cuidarnos a nosotros’, por eso hay que velar por quienes están a tu alrededor para que ellos cumplan con todas las medidas.

“La otra vez mi esposo y mi mamá me acompañaron a muchas colas porque a veces me tocó comprar los mandados de 5 ancianos y yo sola tendría que hacer mucha fuerza. Me pasó también en la compra de módulos compuestos por pollo, aceite y otros productos. A veces ellos no podían y lo que hacía era comprar un poco ahora, otro poco después, porque tampoco tengo una bicicleta que me ayude a moverme más rápido por la ciudad.”

─ ¿Has tenido miedo a enfermarte?

“Ese miedo siempre está, porque incluso uno trata a veces con personas que pudieran estar contagiadas sin saberlo dada las características de esta enfermedad y más ahora que estamos interactuando en zonas de cuarentena. Por mi salud mental estoy pendiente de los partes matutinos donde dicen cuántos casos salieron en el día, pero tampoco me saturo de información porque eso podría enfermarme psicológicamente y no es bueno. No soy mucho de ver televisión, me informo sobre todo a través de los órganos de prensa en las redes sociales. La propia página de la universidad también publica contenido y por ahí leo todo.

“Si por miedo digo que no voy a hacerlo y otros dicen lo mismo, entonces vamos a ver mañana en las calles a esos ancianos y ellos son los más vulnerables; o a los que están en cuarentena pasando necesidades. Si nosotros los jóvenes no los apoyamos, ¿quién lo hará?

“La otra vez atendí a personas mayores que no tienen familia o viven solos. Recuerdo a una señora que se daba hemodiálisis, su esposo la atendía, pero además en ese mismo núcleo familiar vivía una persona mayor con trastornos mentales. También serví a una mujer con su hijo encamado y otro en brazos. Son situaciones que cuando te pones a pensar te das cuenta que es necesario ofrecer tu ayuda.”

Cuando toda esta pesadilla pase, Maidelyn recordará la sonrisa de los ancianos, la mano extendida ante la gratitud, aquel pañuelo que le regalaran y unas palabras cargadas de regocijo: ‘Mi niña, te quiero’.

“Yo soy muy fidelista y en el Concepto de Revolución el Comandante nos dijo precisamente que ‘Revolución es sentido del momento histórico’. A los jóvenes de esta generación nos toca vivir algo diferente al tiempo de los mambises, por ejemplo, y hay que tener claro que nuestro apoyo no es con las armas, sino con el sentimiento. No podemos mirar desde afuera todo lo que pasa ahora y no quiero ser el joven que se queda en una esquina jugando dominó y criticando el sistema. Yo quiero dar el paso al frente, apoyar y buscar soluciones. Cuba tiene sus problemas como tantas otras naciones, pero yo amo mi país.”

─ Una palabra que describiría el momento que te ha tocado vivir.

“Esperanza. Tengo esperanza en que todo mejore, en el mejoramiento humano, en que muchos jóvenes se involucren en la tarea, en que mi país mejore y en que las personas tengan un poco más de conciencia. Tengo la esperanza de que pronto tengamos una vacuna para ver si todo vuelve a la normalidad.”

Publicado en el Periódico Invasor

 

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