DestacadasEconómicas

Las mujeres y la conservación de los suelos

Compartir en

El 7 de Julio se celebra desde 1963, el Día de la Conservación del Suelo, en memoria del conservacionista Hugh Hammond Bennet (1881- 1960), un reconocido hombre de ciencia que defendió activamente el aumento de la producción de la tierra mediante una mayor protección y una mejor gestión para poder combatir la sequía y la desertificación.

El suelo, recurso imprescindible en la producción agrícola, es, tal vez, el más olvidado del medio ambiente. No obstante, es casi unánime el preocupante diagnóstico de los científicos sobre la actual situación de ese recurso: su degradación como consecuencia de la actividad del ser humano se acentúa sin cesar.

Se trata de un elemento vivo y frágil que se degrada cuando la erosión arrastra materia hacia los ríos o el océano a una velocidad mayor que la de su reconstitución natural. No obstante, ese agente degradante no es el principal enemigo, sino el ser humano, que con su actividad irracional acentúa la desertificación y otros procesos de deterioro del suelo.

Cabe señalar, como ejemplo, la compactación de los terrenos cultivables provocada por el sobreuso de la mecanización agrícola, la continuidad de la extracción de petróleo (que puede provocar el derrame sobre los suelos) y la tala indiscriminada de árboles (que impulsa el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad), así como otras actividades nocivas para la capa cultivable.

En tanto productores de alimentos, los hombres y las mujeres tienen un papel importante en la preservación del medio ambiente y la promoción de un desarrollo ecológicamente sostenible. Pero su papel específico depende de varios factores, como la división del trabajo basada en el sexo en cuanto uso y gestión de los recursos, y el acceso a éstos y su control.

La división del trabajo por sexo difiere notablemente de un lugar a otro y evoluciona constantemente en el tiempo. No obstante, en todas partes su significado es el mismo: las mujeres y los hombres tienen conocimientos valiosos pero distintos acerca de las condiciones y los métodos agrícolas locales. Los hombres se encargan por lo general de la agricultura comercial a gran escala, especialmente cuando está altamente mecanizada, mientras que las mujeres cultivan parcelas más pequeñas, utilizando herramientas y técnicas tradicionales, para el consumo de la familia y el mercado local.

La tierra y el agua constituyen la base de todos los sistemas agrícolas y la conservación de estos recursos es crucial para asegurar la producción sostenida y creciente de alimentos. Las agricultoras asumen un papel de liderazgo en la conservación de la fertilidad del suelo. En los campos dedicados a la producción comercial, las mujeres son muchas veces las responsables de los cultivos y de suministrar los fertilizantes. En las parcelas más pequeñas y en los huertos caseros, utilizan una gran variedad de técnicas para conservar y mejorar la fertilidad del suelo: cultivos intercalados y su rotación, dejar las tierras en barbecho o cubiertas con materiales orgánicos en determinados períodos. Los métodos de cultivo tradicionales favorecen la protección de los recursos naturales.

Dado que la tierra agrícola de calidad escasea, el acceso a la tierra es una preocupación que concierne a los agricultores de ambos sexos. Sin embargo, persisten disparidades sistemáticas entre hombres y mujeres en cuanto a los derechos sobre la tierra y el control de ésta, lo que contribuye a mantener las desigualdades estructurales y la pobreza de las mujeres.

En el contexto actual de la pandemia, que impacta en la economía mundial y agudiza la pobreza y el hambre, su efecto en la en la esfera agropecuaria se circunscribe a un mayor o menor uso de la mano de obra en el campo, la reducción de ingresos económicos de los productores agropecuarios y la amenaza a la seguridad alimentaria.

Tomado de Cimarronas.

📷 ONU, agricultoras en la República Democrática del Congo

Comenta aquí

*