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¿Por qué debemos fomentar la asertividad?

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El Periódico Universitario El Generalísimo continúa con la serie de publicaciones dedicadas a las temáticas de información y comunicación social que  se había iniciado en etapas recientes. Esta vez acerca al público lector al  valioso tópico de la comunicación asertiva como herramienta estratégica en las relaciones interpersonales.

La palabra asertivo, de aserto, proviene del Latín asertus y significa afirmación de certeza de una cosa, por lo que se deduce que una persona asertiva es aquella que afirma con certeza.

Existen diversas definiciones de asertividad. Ciertos autores consideran la asertividad como la conducta que posibilita la disminución de la ansiedad, otros la consideran como la
defensa de los derechos propios y algunos como la habilidad para expresar sentimientos y
pensamientos de una  forma franca, abierta y directa.

La asertividad es un elemento fundamental de la comunicación eficaz. Crea buenos canales de comunicación y promueve un aprovechamiento del tiempo que repercute en un clima interpersonal distendido y favorecedor del trabajo y las relaciones humanas. Es parte de las habilidades sociales, aquella que reúne las conductas y pensamientos que nos permiten defender los derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido.

Una persona asertiva es expresiva, espontánea y segura, gracias a que conoce sus emociones y anhelos, se siente satisfecha de su vida social y tiene confianza en sí misma, de modo que es capaz de encontrar un punto medio entre lo que quiere comunicar y lo que los demás quieren y esperan.

Son múltiples las ventajas que se obtienen con una actitud asertiva. Por una parte, se tiene una mayor probabilidad de conseguir lo que se desea, o por lo menos mejores resultados, pero además habrá una mayor satisfacción personal con la manera de afrontar y conducir situaciones difíciles o delicadas, y el nivel de estrés será menor al ser capaz de anticiparse a situaciones conflictivas de forma competente.

Además, se consiguen mejores resultados a la hora de trabajar en equipo, por lo que también tiene beneficios no solo para la persona, sino también para el propio ambiente de trabajo, pues habrá mejor clima laboral, un trato más directo con las personas, se trabajará en equipo con mayor facilidad y flexibilidad y será más fácil resolver situaciones antes de que se enquisten y se conviertan en un verdadero problema.

La asertividad también necesita de un entrenamiento. En este sentido se basa en tres elementos fundamentales.

Escuchar activamente y demostrar a la otra persona que le prestamos atención y le entendemos. Por lo general la escucha activa es algo a lo que habitualmente se le dedica poco tiempo. Se dedica más esfuerzo en pensar lo que se va a responder que a lo que la otra persona dice. Por eso es fundamental cambiar ese esquema.

Expresar nuestra opinión, pensamiento o sentimiento. Una vez que hemos escuchado atentamente, podemos expresar nuestra opinión o sentimientos, sin insistir ni pedir disculpas. Pueden ser muy útiles ciertos conectores oracionales como «sin embargo», «no obstante», «aun así».

Decir lo que queremos. La comunicación eficaz. Los mensajes a trasmitir deben ser claros, precisos, concisos y congruentes. Usar una buena riqueza de vocabulario, variada y precisa ayuda mantener una conversación fluida y reduce las interpretaciones erróneas y los malentendidos.

También debe cuidarse no solo el qué se dice, sino el cómo se dice. Volumen, tono, timbre, velocidad, claridad, énfasis, pausas, etc. tienen un gran peso en la comunicación, de forma que una misma frase, cambiando el tono de voz o el énfasis, puede transmitir mensajes diferentes.

Además, tan importante es la comunicación verbal como el lenguaje no verbal.

 

 

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