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¿POR QUÉ TIENEN LOS HURACANES NOMBRES DE PERSONAS?

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Harvey e Irma son los nombres de los dos últimos huracanes que han sembrado el pánico tanto en el Caribe como en el sur de Estados Unidos. Mientras que el primero de ellos se ha reconvertido en tormenta tropical después de provocar graves destrozos en el sur de Estados Unidos, el segundo ha llegado a países como Antigua y Barbuda, Puerto Rico y San Martín, donde ya se han registrado los primeros muertos.
Katrina, Sandy, Manuel, Félix… cada uno de estos nombres propios pertenece a uno de los peores huracanes de los últimos 25 años. Nombres que nadie olvidará en muchos años y que dejan a su paso un gran número de víctimas e importantes destrozos. ¿Por qué reciben nombres de personas? ¿Quién es el encargado de establecerlos?
Los nombres propios facilitan la comunicación
En 1825 se estableció el primer nombre propio para un huracán. A partir de entonces, algunos meteorólogos comenzaron a bautizar los huracanes con el nombre del santo del día en el que el huracán asolaba una zona. Por esa misma razón, Santa Ana, que azotó Puerto Rico el 26 de julio, sería el primer huracán que recibió un nombre propio.
A finales del siglo XIX, el meteorólogo Clement L. Wragge comenzó a referirse a los huracanes utilizando nombres propios de mujeres, basándose en nombres bíblicos. No obstante, la tendencia más habitual durante aquella época era nombrar a los huracanes en base al año en que se presentaban más una letra del alfabeto. Por lo tanto, el primer huracán de 1948 recibía el nombre de 1948A. Años más tarde, las autoridades optaron por identificar los huracanes en base a la latitud y la longitud sobre la que actuaban.
Un sistema que causa menos errores
No obstante, dado que podía ser confuso compartir esta información con tantas fuentes, la Organización Meteorológica Mundial decidió establecer nombres propios: «La experiencia ha demostrado que el uso de nombres de hombres y mujeres en la comunicación escrita y hablada es más corto, más rápido y causa menos errores que cualquier otra identificación de huracanes usada hasta la fecha».
A partir de 1953, Estados Unidos decidió establecer nombres propios a todos sus huracanes. Sin embargo, todos ellos eran nombres de mujer. No sería hasta 1978 cuando los huracanes comenzaron a contar con nombres masculinos. Un año más tarde, en 1979, Organización Meteorológica Mundial y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos, decidieron alternar nombres de hombres y mujeres para el nombramiento de tormentas. Una tradición que se ha extendido hasta nuestros días.
Desde entonces, cada zona del planeta que sufre fenómenos naturales de este tipo (huracanes, ciclones o tormentas tropicales) cuentan con su propia lista de nombres, a la que se puede acceder desde la página web de la Organización Meteorológica Mundial.
¿Cómo se establecen los nombres?
En la actualidad, un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial ha creado una lista en la que aparecen los nombres de los huracanes que tendrán lugar en un periodo de seis años. Una lista cíclica (se repiten los nombres a partir del séptimo años) en la aparecen 21 nombres propios por año (uno por cada letra de la A a la Z). No obstante, se omiten algunas letras como la Q, U, X, Y y Z por los pocos nombres que comienzan por esas iniciales.
En caso de que se registren más huracanes o tormentas fuertes y se acabaran los nombres de la lista, los siguientes fenómenos serían designados con las letras del alfabeto griego, algo que sucedió en 2005, cuando se llegó a utilizar hasta la letra Gamma.
Mientras tanto, los nombres de los huracanes más devastadores son eliminados de todas las listas con el objetivo de no confundir a la sociedad. Mientras tanto, el comité establece un nuevo nombre en la lista que empiece por la misma letra. El nombre de los huracanes que más destrozos han causado no podrán ser utilizados durante al menos los 10 años, razón por la que no se utilizan nombres como Katrina.
Tomado de cadenaser.com

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