La historia de Cuba se ha escrito con la sangre de sus mejores hijos, cuando este 30 de junio los cubanos recordamos la memoria de Josué País García, Floro Vistel Somodeville y Salvador Pascual Salcedo, combatientes clandestinos e integrantes del Movimiento 26 de Julio, rendimos homenaje a todos los que ofrendaron sus vidas en pos de construir un país justo, el deseo martiano.
Esos muchachos que cayeron en calles santiagueras eran valientes hombres de la época que les tocó vivir, que luchaban por una justa causa, es preciso recordar que la isla se desangraba desde el funesto golpe de estado de Batista en 1952.
Hoy cuando el mundo es azotado por una de las más mortales pandemias el imperio y sus lacayos de adentro y de fuera se entusiasman y afanan con desvirtuar la realidad que vivimos, en Cuba se avanza en el camino de la sanidad, dando las más evidentes muestras de qué es el socialismo, con un sistema integrado de salud salva y previene, que apoya a más de una veintena de países en esta batalla por la vida y que logra rebasar los más crueles obstáculos que puede imponer un bloqueo.
Desde el exterior y algunos medios de prensa que responden a intereses mezquinos incitan a la violencia en nuestras calles. La tranquilidad ciudadana que pretenden perturbar elementos antisociales, se mantendrá como uno de los sagrados principios que caracterizan a esta sociedad.
Los hechos ocurridos hace unos días en Guanabacoa, donde resultó muerto un ciudadano que fue sorprendido infraganti no puede ser justificación para hacer coincidencias con el asesinato en calles de Estados Unidos de George Floyd, en muy diferentes condiciones y con una inmensa diferencia entre los uniformados del norte y los de esta rebelde isla del Caribe.
En Cuba sabemos bien quiénes integran nuestros órganos del Ministerio del Interior, los hemos visto acompañándonos en estos más de tres meses durante días y noches en el cuidado de la población y las exigencias porque se cumplan las normas de protección contra la Covid 19.
Son esos hombres y mujeres dignos los que arriesgan sus vidas cuando hay ciclones, huracanes o intensas lluvias, los que enfrentan con suma inteligencia actos de sabotaje y terrorismo, los que protegen nuestros barrios y ciudades, los que enseñan y exigen a cumplir las normas de seguridad vial.
Cuba es una isla que canta y encanta a la vida, todos aportamos y apostamos por defender los derechos humanos y ejemplos tenemos suficientes para ripostar cualquier intento de comparación inmerecida.
Nuestros miembros del Ministerio del Interior honran cada día con su digno actuar el ejemplo de Josué, Floro y Salvador, los que cayeron hace 63 años en manos de sicarios por construir, con su sangre, la sociedad justa que hoy disfrutamos todos los cubanos y las que por vergüenza y compromiso tenemos el honor de defender el legado de ellos: los fundadores de una nación que es faro de solidaridad, altruismo y equidad social.
Por Jorge Luis Delgado Felipe.Periodista y Presidente de la UPEC en Ciego de Ávila.
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