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Actividad física y Covid-19

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Las actividades físicas realizadas en un ambiente saludable combate los efectos de la pandemia COVID-19. Es una de las fuerzas más poderosas para mantener la buena salud. Al mejorar el funcionamiento de numerosos sistemas fisiológicos, la actividad física ayuda a prevenir y/o tratar muchas condiciones de salud física y mental. Del estudio realizado a la bibliografía consultada se ha podido constatar cómo aprovechar la influencia que ejerce la actividad física para ayudar apaciguar las consecuencias de la pandemia.

Se reconoce que la actividad física tiene el potencial de reducir la gravedad de las infecciones por COVID-19. Durante una infección. El sistema inmunitario detecta el virus invasor en los pulmones y lo ataca. El trance entre el virus y las células inmunes crea inflamación. Esa inflamación causa daño al tejido pulmonar que interfiere la respiración y puede volverse lo suficientemente grave como para requerir intervenciones médicas, como ventiladores mecánicos.

Según (Hojman, P. Julio 2017a). “Cuando los músculos se activan producen compuestos que mejoran el funcionamiento del sistema inmunitario y reducen la inflamación”.

Como se ha expresado, la actividad física fortalece los procesos biológicos que reaccionan a la infección. Hasta la fecha no se tiene conocimientos de que se hayan realizado estudios de los efectos del ejercicio físico sobre la condición física de pacientes con COVID-19, diversos autores que se han referido a los efectos de la actividad física sobre la inmunidad, la inflamación y las infecciones respiratorias y virales están bien documentadas.

“(…) Debido a que los músculos representan el 30-40% del peso corporal, pueden ser un poderoso aliado para combatir el impacto de la infección, pero solo cuando se usan los músculos. La actividad física de intensidad moderada, como caminar, tiene el mejor impacto, pero el ejercicio vigoroso extremo, como correr un maratón, reduce temporalmente la función inmune”. (Nieman & Wentz, 2019).

La actividad física tiene efectos inmediatos sobre el funcionamiento inmune y la inflamación similar a tomar un medicamento diariamente, las personas pueden reducir su riesgo de infecciones virales graves y el riesgo de múltiples enfermedades crónicas simplemente intentando cumplir la recomendación de actividad física de 150 minutos a la semana de actividad física moderada aeróbica (podría cumplirse con 30 minutos diarios de actividad física en la casa o dando un paseo corto).

Favorablemente, estar físicamente activo representa importantes beneficios para la salud mental, y alentar a las personas a estar activas podría ayudar a muchos a sobrellevar el estrés continuo y evitar enfermedades psicológicas.

“(…) Cada sesión de actividad física reduce los síntomas de depresión y ansiedad, el estar activo todos los días puede ser un antídoto parcial para el estrés de la pandemia. Para las personas que ya sienten angustia, estar activo es tan positivo como los medicamentos y la psicoterapia”. (Powell et al., 2019).

La actividad física más común es caminar, que es gratuita, accesible para la mayoría de las personas de todas las edades y se presta bien para mantener el distanciamiento social.

La respuesta del cuerpo al estrés psicológico crea desequilibrios entre el cortisol y otras hormonas que afectan negativamente el sistema inmunitario y la inflamación. Por lo tanto, el estrés psicológico afecta los procesos biológicos subyacentes de la infección COVID-19. Según (Adam et al., 2017), “la restauración del equilibrio de cortisol es otro mecanismo por el cual la actividad física beneficia la inmunidad y la inflamación. Las estrategias más efectivas para mejorar el equilibrio del cortisol son la actividad física y el manejo del estrés”.

Debido a que las personas mayores han alterado la fisiología del cortisol y los sistemas inmunes más débiles, la actividad física puede ser particularmente importante para esta gran población con alto riesgo de COVID-19.

La actividad física ya es casi universalmente recomendada, y hay mucha evidencia de que esta podría contribuir tanto a reducir la gravedad de la enfermedad COVID-19 como a mejorar la calidad de vida antes y después de la infección.

Si es importante entender qué es el ejercicio físico, tanto o más lo es conocer los efectos beneficiosos que su práctica conlleva para nuestra salud. En definitiva, el ejercicio nos pone en plena forma, mejora nuestra salud y nos ayuda a prevenir enfermedades.

“(…) La práctica de actividades físicas saludables constituye el medicamento de mayor efectividad en la medicina preventiva, pues cuando se realiza bajo la dirección de un profesional de la Cultura Física los beneficios son incalculables, pero cuando eso no ocurre así, los resultados pueden ser perjudiciales y las causas llegan a ser funestas. (Serantes, P, A. 2013)

Autoras: Shanell Batte Leal y Sady Leal Mantilla

Facultad de Ciencias de la Cultura Física y Deporte. Universidad de Ciego de Ávila. Cuba.

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