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Comunicación y su relación con la educación en el contexto universitario

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Las tendencias de la unesco y los acelerados cambios tecnológicos han transformado los métodos y procedimientos de la educación en todos los niveles de enseñanza. Actualmente se precisa de desarrollar estrategias que sean sostenibles en el tiempo, como el desarrollo de habilidades, el aprender a aprender, la educación continua y el desarrollo y formación de competencias.

Para dar respuesta a estas exigencias en el contexto universitario, se precisa del dominio de las potencialidades de la comunicación como proceso que posibilite el desarrollo del proceso docente-educativo y particularmente el desarrollo y la formación de la personalidad de los educandos.

El objetivo del presente artículo es valorar la significación de la relación entre comunicación y educación en función del éxito del proceso formativo de los educandos en el contexto universitario.

Las concepciones educativas actuales conciben el proceso docente-educativo como un proceso comunicativo dialógico, donde deben prevalecer las relaciones horizontales entre docentes y discentes, y donde el alumno asume un papel activo y protagónico ante su propio desarrollo. En este proceso de intercambio se implica la personalidad de los sujetos en su integridad, es decir, se manifiesta la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, lo inductor y lo ejecutor Amayuela (2005).

La comunicación es posible en tanto existe un conocimiento común entre los miembros de una comunidad que se precien de ser actores sociales competentes, es decir, capaces de comprender las acciones de otros y las propias (…) la comunicación puede ser entendida como puesta en común, como un proceso que requiere un conocimiento mutuo, el cual es simultáneamente causa y consecuencia del sentido Bustos, J.C. (2011).

Según la perspectiva de este autor, la información sólo resulta significativa sobre la base de un sentido común. La comunicación además, supone una intencionalidad, implica mediación de códigos y está vinculada a la vida de manera general.

Estos dos aspectos esenciales distinguen la comunicación y deben ser considerados por los educadores para ejercer la labor formativa.

Es muy significativo el valor que posee la comunicación en la influencia educativa que debe ejercer el profesor sobre el estudiante y en la asimilación del aprendizaje al igual que en su proceso formativo en general. De manera que la comunicación y la educación son dos procesos que, si bien se distinguen por su esencia, ambos están muy relacionados y se complementan.

La relación entre comunicación y educación constituye un área de exploración teórica y práctica aún no suficientemente tratada. Fueron los comunicadores, investigadores de la educación popular, los primeros que llamaron la atención sobre la importancia de esta interrelación.

La educación implica un proceso orientado al desarrollo personal, donde el educando simultáneamente construye conocimientos y se desarrolla en planos diversos como persona (González ,1995). El proceso de educación requiere de la interrelación entre la asimilación del conocimiento y el desarrollo de la personalidad. En este mismo sentido, González afirma que el crecimiento de la persona en el proceso educativo se caracteriza por el desarrollo de la autoestima, de la seguridad personal y los intereses; así como de la capacidad para comunicarse con otros, criterio que es compartido por esta autora.

Sobre la relación entre comunicación y educación son varios los autores que han investigado esta problemática: Alonso, A. C. (1988), Ojalvo, V. (1995), Fernández, A. M. (1996), Márquez, J. L. (1996), Ortiz, E. (1997), Kaplún, M. (2000), Soto, M. (2004).

Educación y comunicación son procesos inseparables, ya que cualquier hecho educativo requiere mediaciones comunicativas y no hay situación comunicativa que no tenga una influencia educativa, en algún sentido. Pero el análisis de los vínculos entre educación y comunicación tiene múltiples dimensiones, que se han ido esclareciendo con el desarrollo de las concepciones teóricas y metodológicas de ambos procesos.

Al decir de Ojalvo (1997), se requiere establecer la distinción de dos niveles básicos en que se da la relación entre ambos procesos: el primer nivel, que pudiéramos llamar «no propositivo», es inherente a toda relación humana, siendo cualquier acto educativo una relación de individuos que entran en interacción; está implícita, de hecho, una dimensión comunicacional, donde se intercambian mensajes, aunque este objetivo no sea consciente para algunos de los implicados.

El segundo nivel, según esta autora, se caracteriza por la existencia de un propósito, una intención, un objetivo expreso de llevar a cabo determinados procesos comunicacionales, como transmitir, informar, compartir, debatir, etc.

Se coincide con esta autora al aseverar que en el proceso de socialización del ser humano se entremezclan estos dos niveles de relación entre comunicación y educación, entre interacción y formación de la personalidad.

Aportes de L. S. Vygotsky sobre la relación Comunicación/Educación

Es significativo señalar también los aportes que sobre esta relación hace el psicólogo L.S. Vygotsky principal representante del paradigma socio-histórico cultural.

Dentro de los principales aportes de Vygotsky a la comprensión del vínculo entre educación y comunicación se relacionan a continuación los siguientes:

El comprender el aprendizaje como una actividad social y no sólo como un proceso de realización individual. Es el proceso de la formación de la personalidad del educando, de la adquisición de conocimientos y apropiación de la cultura que tiene lugar a partir de las interacciones que se producen en la escuela y en la clase, de los tipos de actividad que en ellas se desarrollan, en el seno de determinado contexto social, histórico, institucional, que condicionan los valores e ideales de la educación.

    El papel del lenguaje en el desarrollo de la actividad cognoscitiva.

Vygotsky destacó el estrecho vínculo entre pensamiento y lenguaje, entre el desarrollo intelectual y la palabra. Dado que el lenguaje no se desarrolla fuera de la sociedad, sino que es un producto de la actividad humana. Una práctica social no puede pensarse en el desarrollo de la consciencia, y, en general, de la personalidad humana fuera de los nexos sociales, de las relaciones entre los seres humanos. La función principal de los signos es la comunicación, ellos permiten la mediación interpersonal y el establecimiento de vínculos sociales entre los seres humanos, en este caso se habla del carácter objetivo del signo.

Vygotsky, citado por Ojalvo, asevera que: «El desarrollo de la comunicación y el de la generalización van de la mano (…) el modo generalizado del reflejo de la realidad en la consciencia —que es introducida por la palabra en la actividad del cerebro— es otro aspecto de aquel hecho de que la consciencia del hombre es una consciencia social, una consciencia que se forma en la comunicación» (Vygotsky, pág.196).

La comprensión del papel de la interacción social de la comunicación en el desarrollo de la consciencia humana tiene una importancia trascendental para la instrumentación del proceso docente como proceso social, dialógico, de interacción entre docente y discente, tal como lo comprende la Comunicación Educativa.

La educación, en sus concepciones actuales, supone la elaboración conjunta de significados y sentidos. En este sentido, Vygotsky enfatiza que lograr que los contenidos del proceso docente sean no solo «significados» para los alumnos, sino que adquieran «sentido personal» en su actividad cotidiana que los motive a actuar en correspondencia con ellos es uno de los altos fines de la educación, que solo podrá alcanzarse cuando se rescate su esencia social, humana, interactiva, comunicativa.

La comunicación educativa es aquella que se visualiza en la actualidad donde se redimensiona la función orientadora del profesor universitario y del tutor en el proceso de enseñanza-aprendizaje a tono con las exigencias sociales y que es comprendida a partir de la dialéctica entre la directividad y la no directividad del proceso, en tanto ser tutor significa guiar el proceso de aprendizaje del estudiante hacia la construcción autónoma de conocimientos, habilidades y valores Rodríguez L.  y et. al. (2011).

Autora:Georgina Amayuela Mora

Centro de Estudio de Ciencias de la Educación “Enrique José Varona”

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