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El espíritu de Martí está hoy en los jóvenes cubanos

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“Martí es un movimiento natural, que está en los jóvenes y en los adultos que lo sienten y asumen como un principio”, dijo Miguel Díaz Canel en una ocasión durante un encuentro en la sede del Centro de Estudios Martianos. El presidente cubano hoy es un promotor de la fuerza de la juventud para forjar la historia de resistencia y dignidad del pueblo cubano en la actualidad, pues como él mismo ha dicho: “Somos continuidad”. No hay momento más especial para rememorar el ejemplo de sacrificio humano y de espíritu fuerte de José Martí, que este que estamos viviendo cuando esta terrible pandemia afecta al mundo asolando poblaciones y separando seres queridos y compañeros. Pero existe un grupo mayoritario de hombres y mujeres que día a día entregan su mayor sacrificio por vencer esta enfermedad: unos desde la primera trinchera en zona roja, otros en las mesas de un laboratorio en guerra campal contra el virus y los que investigan a contra tiempo para dar a luz una vacuna efectiva que logre inmunizar al ser humano. También están aquellos que escriben, describen e inmortalizan esas acciones: los periodistas y redactores; pero siguen adelante los maestros desde plataformas digitales, producen los que dan el alimento al pueblo, continúan madres y padres educando y viendo crecer a sus retoños…

Todo eso es Martí, los que estudian su obra y vida, pueden sin dudas afirmar que fue un hombre integral, y sus ideas están intrínsecas en los cubanos de hoy. Su espíritu de lucha está revelado desde que define su propósito de luchar por la patria en el poema Abdala:

…) ¡Morir! morir cuando la Nubia lucha;

Cuando la noble sangre se derrama

De mis hermanos, madre; ¡cuando espera

De nuestras fuerzas libertad la patria!

¡Oh, madre, no lloréis! Volad cual vuelan

Nobles matronas del valor en alas

A gritar en el campo a los guerreros:

«¡Luchad! ¡Luchad, oh nubios! ¡Esperanza!»

 

¿Que no llore me dices? ¿Y tu vida

Alguna vez me pagará la patria?

 

La vida de los nobles, madre mía,

Es luchar y morir por acatarla,

Y si es preciso, con su propio acero

Rasgarse por salvarla las entrañas!

Mas… me siento morir: en mi agonía

No vengáis a turbar mi triste calma.

¡Silencio!… Quiero oír… ¡Oh! Me parece

Que la enemiga hueste, derrotada,

Huye por la llanura… ¡Oíd!… ¡Silencio!

Ya los miro correr… a los cobardes

Los valientes guerreros se abalanzan…

¡Nubia venció! Muero feliz: la muerte

Poco me importa, pues logré salvarla…

¡Oh, qué dulce es morir, cuando se muere

Luchando audaz por defender la patria!

 

(Fragmento de Abdala)

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