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La PsicoAyuda de Laira en Ciego de Ávila

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Desde mucho antes que la pandemia azotara las prácticas diarias de avileños, ya este grupo funcionaba ayudando en otras cuestiones psicológicas. Foto: Cortesía de Laira

La historia de Laira y Katya pudiera resumirse a un grupo de WhatsApp, pero, hay otros detalles que prefiero no omitir.

Laira Gutiérrez Sanz no tuvo otra alternativa que adaptarse cuando estudiar tres o cuatro horas diarias desde casa se convirtió en el sinónimo más práctico de la resiliencia. Acostumbrarse a los cambios repentinos del 2020 para darse cuenta de qué estaba hecha y por qué la carrera de Licenciatura en Psicología-Pedagogía había llegado a su vida.

Vía WhatsApp, sus palabras continúan siendo claras al contarme que, en duodécimo grado, la primera opción en su boleta era Psicología, pero por no irse para Villa Clara a estar lejos de su mamá, se quedó aquí. Está en segundo año de la universidad y solo hasta ahora confirmó lo que siempre fue su deseo.

La idea de crear el grupo PsicoAyuda en esta aplicación de mensajería instantánea fue de su profesora Katya Roldán Contreras, quien también es la coordinadora de la red de investigaciones sobre juventud en Ciego de Ávila, una idea tan genial como para realizar desde allí las prácticas laborales a las que la COVID-19 puso distancia.

“Cada jueves hacemos un taller con un tema específico para dar orientación por parte de los profesionales y compartir experiencias con todo aquel que entrara al grupo”, dice Laira. “Han sido encuentros muy satisfactorios. Yo coordiné un taller con mi compañera de aula Yudeli Gómez sobre el ciberacoso. (…) Desde lo personal, debo decir que fue una experiencia inolvidable el ayudar a muchos padres y madres que, quizás, no tenían idea del daño que les causaban a sus hijos dejándolos horas delante de las pantallas.”

A Katya le queda claro lo necesario de este tipo de ayuda virtual, porque son espacios para sugerirles a los adultos cómo trabajar con sus hijos desde el hogar, para poner los límites que deben existir entre cada miembro de la familia, para intentar reducir las relaciones de violencia intensificadas durante la cuarentena e intentar darle solución a los problemas de convivencia generados por el estrés del enclaustramiento, sobre todo en los adolescentes.

Pero, también PsicoAyuda se convirtió en el escenario donde Laira y Katya han comprobado cómo el coronavirus sacó a flote ciertas desigualdades a nivel de conocimiento.

La profesora explica que no todos los alumnos se interesan en igual medida por el estudio, tampoco sus padres o tutores legales y, sumado a ello, muchos no tienen acceso a teléfonos inteligentes o a una economía desahogada que les posibilite la conexión a Internet y la correspondiente interacción entre docentes y estudiantes, generada durante los meses de pandemia.

Desde su posición de estudiante Laira cuenta. “Han sido momentos muy duros. Tener la responsabilidad de sacar con buenas calificaciones tantas materias y estudiar desde casa ha sido algo impactante para mí. Hoy hacerlo es algo normal. Abrir Internet para hablar con mis amigos y profesores ya es costumbre en mi vida.”

En el caso muy particular de la carrera de Psicología-Pedagogía, donde el contacto con los alumnos hace de las prácticas laborales un tiempo de formación para el futuro profesional, las experiencias pudieran contarse con un nudo en la garganta.

“Perderlas fue algo triste. Me llena de vida interactuar con los niños y poner a prueba lo aprendido en clase. Pero, para sobreponerme a eso, me uní a grupos de Facebook que trabajan ideas didácticas para el desarrollo del aprendizaje y he creado materiales para el regreso a clases”; confiesa la muchacha.

Una de las conclusiones de Katya es que, al llegar a un estado de resignación y adecuarse a las nuevas exigencias, sus estudiantes experimentaron mayores niveles de motivación hacia la carrera. Por eso, Laira me cuenta sobre cuánto ha incrementado con nuevas técnicas y materiales su “portafolios del psicopedagogo”, del mismo modo que también lo hace su biblioteca personal, porque le encanta leer.

Por PsicoAyuda es que a varios de los teléfonos personales de quienes integran el grupo llegan llamadas de padres en busca de apoyo emocional. La realidad demuestra que son ellos los que más han necesitado de consejos y es el grupo la plaza ideal para intercambiar ideas.

Katya y Laira multiplican sus saberes porque WhatsApp es solo la plataforma mediando entre unos y otros. Y, de este lado del chat, hay una periodista agradecida por la vitalidad que retoma una carrera, de la que muchos desconocían su verdadero valor.

Tomado de Periodico Invasor, periodista Lisandra Morales Cruz.

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