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Propónte metas desde el corazón

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Las metas que nos ponemos en la vida deben reflejar nuestros sueños, nuestros más intrínsecos deseos, aunque parezcan imposibles, aunque sean difíciles, si somos capaces de hacer lo que esté a nuestro alcance para lograrlo. A través de los años, debido a vicisitudes que pasamos nos vamos desanimando de cumplir nuestros sueños, porque nos vamos rindiendo, y dejamos que los problemas sean mayores que nuestros deseos, pero te digo que no debe ser así. Construir, trabajar, beneficiar a otros con nuestras acciones y palabras, disfrutar de cada día como el último, siempre guiados hacia una meta especial, nos conduce directamente a alcanzarla, y créeme, el resultado la mayoría de las veces te puede sorprender, te hará feliz y realizado(a) pues habrás hecho realidad tus sueños.

Reflexionemos con esta historia, sobre el poder que tiene el trazarse las metas basadas en los deseos que están en nuestros corazones.

“La primera vez que Luis escuchó hablar de la Isla de los Inventos era todavía muy pequeño, pero las maravillas que oyó le sonaron tan increíbles que quedaron marcadas para siempre en su memoria. Así que desde que era un niño, no dejó de buscar e investigar cualquier pista que pudiera llevarle a aquel fantástico lugar. Leyó cientos de libros de aventuras, de historia, de física y química e incluso música, y tomando un poco- de aquí y de allá llegó a tener una idea bastante clara de la lsla de los Inventos: era un lugar secreto en que se reunían los grandes sabios del mundo para aprender e inventar juntos, y su acceso estaba totalmente restringido. Para poder pertenecer a aquel selecto club, era necesario haber realizado algún gran invento para la humanidad, y sólo entonces se podía recibir una invitación única y especial con instrucciones para llegar a la isla,

Luis pasó sus años de juventud estudiando e inventando por igual. Cada nueva idea la convertí a en un invento, y si algo no lo comprendía, buscaba quien le ayudara a comprenderlo. Pronto conoció otros jóvenes, brillantes inventores como él, a los que contó los secretos y maravillas de la Isla de los Inventos. También ellos soñaban con recibir “la carta”, como ellos llamaban a la invitación. Con el paso del tiempo, la decepción por no recibirla dio paso a una colaboración y ayuda todavía mayores, y sus interesantes inventos individuales pasaron a convertirse en increíbles máquinas y aparatos pensados entre todos. Reunidos en casa de Luis, que acabó por convertirse en un gran almacén de aparatos y máquinas, sus invenciones empezaron a ser conocidas por todo el mundo, alcanzan no a mejorar todos los ámbitos de la vida; pero ni siquiera así recibieron la invitación para unirse al club. No se desanimaron. Siguieron aprendiendo e inventando cada día, y para conseguir más y mejores ideas, acudían a los jóvenes de más talento, ampliando el grupo cada vez mayor de aspirantes a ingresar en la isla. Un día, mucho tiempo después, Luis, ya anciano, hablaba con un joven brillantísimo a quien había escrito para tratar deque se uniera a ellos-Le contó el gran secreto de la Isla de los Inventos, y de cómo estaba seguro de que algún día recibirían la carta. Pero entonces el joven inventor le interrumpió sorprendido:

    ¿Cómo? ¿Pero no es ésta la verdadera Isla de los Inventos? ¿No es su carta la auténtica invitación?

Y anciano como era, Luis miró a su alrededor para darse cuenta de que su sueño se había hecho realidad en su propia casa, y de que no existía más ni mejor Isla de los Inventos que la que él mismo había creado con sus amigos. Y se sintió feliz al darse cuenta de que siempre había estado en la isla, y de que su vida de inventos y estudio había sido verdaderamente feliz.”

Existen metas muy buenas como conseguir liquidez financiera, un buen trabajó, hacer deporte y muchas otras más; cuando las metas que nos ponemos involucran a otros para hacer el bien, vamos creciendo más y más, es por eso importantísimo que nos preocupemos primero de nosotros mismos; pero después hay que pensar en los otros, en el prójimo, que es el más próximo como Luis que descubrió al final de su vida que sus buenas acciones habían remediado muchos males y producido mucho bien a la humanidad. (Pedro J, Bello Guerra, Periódico AM Querétaro)

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