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Recuerdos de un fotógrafo

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Entre los precursores de la denominada fotografía épica de la Revolución Cubana está Perfecto Romero. Siendo un joven veinteañero, en 1958 subió a la sierra del Escambray con el objetivo de incorporarse a una de las columnas del Ejército Rebelde que operaba en el centro del país; para esto, resultaba imprescindible llegar con un arma en las manos si no sería rechazado, como le sucedió a los amigos que lo acompañaron. Él llevó una cámara fotográfica y el comandante Ernesto Guevara de la Serna, Che, otro amante de la profesión del lente, lo aceptó con la idea de hacer un periódico. Perfecto fue nombrado Corresponsal de guerra. Entonces se movería por las lomas, entre guerrilleros, sorteando emboscadas, disparos, la muerte, y, a la vez, dibujando con la luz hechos y hombres heroicos.

Uno de esos seres que quedaron para la historia fue el comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán. Nuestro entrevistado tuvo la suerte de acompañarlo en distintas ocasiones y perpetuar su personalidad. “Lo conocí de casualidad el 24 de diciembre de 1958. Me encontraba en la jefatura del Che en Cabaiguán cuando habían acabado de tomar el cuartel de ese territorio; en aquel momento, llegó un yipi cargado de armamento (morteros, una bazuca, una ametralladora 30). Era el capitán Ángel Frías, y me dice: ‘Fotógrafo, vamos conmigo’. Llegamos a Yaguajay. En la entrada estaban unos cuantos compañeros y Camilo al frente de ellos. Me saludó y me dio un abrazo como si nos conociéramos de toda la vida”. Perfecto les pidió tomar una foto y el comandante rebelde accedió con gusto. Sería la primera imagen que captaría del jaranero y querido jefe; luego haría otras con sus padres, cuando fueron a visitarlo y durante la rendición de la fortaleza de Yaguajay. Con el triunfo revolucionario, Romero continuó su labor junto a los principales líderes, además de fundar el periódico Verde Olivo (más tarde pasaría al formato de revista). En los inicios llevaba los rollos para revelarlos en el departamento de Prensa y Radio del ejército, donde el responsable era un camarógrafo combatiente del grupo de Camilo. Allí había fotógrafos experimentados, quienes pertenecieron al mando de Fulgencio Batista, pero a ellos no le impusieron sanciones porque permanecieron ajenos a los delitos del dictador, aun así, era más seguro enviar a Perfecto a las salidas realizadas por el Señor de la Vanguardia. “Lo acompañé, principalmente, en los meses de abril, mayo y junio de 1959. Utilizar la cámara fotográfica no le llamaba mucho la atención, eso sí, acostumbraba a llevar un periodista y un fotógrafo para que dejaran constancia de los lugares y trabajos que se hacían”. Perfecto Romero captó instantes del joven intrépido como el momento en que, sin protección alguna, dentro del mar, agarró el patín de aterrizaje de un helicóptero y subió a este, lo cual ocurrió en la bahía de Matanzas.

Camilo compartía con unos amigos y la prensa en un barco. Se lanzó al agua para bucear y al ver la aeronave extendió una mano para hacerle señas.

El aparato descendió al punto que le permitió sujetarse, subir e irse en él, de forma inesperada para los presentes en la embarcación. También, a través del lente de Romero quedaron recuerdos del juego de béisbol en el estadio del Cerro, hoy Latinoamericano, el 25 de julio, donde el Héroe de Yaguajay afirmó que contra el Comandante en Jefe Fidel ni en la pelota. Por ello, los dos representaron al equipo de los Barbudos. Nuestro entrevistado conserva decenas de negativos con la imagen del hombre de pueblo, en actos, en los barrios, campos, en la Laguna delTesoro en la Ciénaga de Zapata, conversando con Fidel y su hermano Raúl, y también en su última comparecencia en el Palacio Presidencial. Cubanos y extranjeros han tenido en sus manos una de las imágenes de Camilo tomada por Perfecto Romero sin saberlo. Los billetes nacionales de veinte pesos poseen el rostro del hombre de la sonrisa amplia. La foto inicial fue hecha junto a un grupo de oficiales en el campamento de Ciudad Libertad. Después extrajeron el plano donde aparece solamente su semblante y se colocaría en murales y carteles en la calle. Posteriormente, el banco central del país emitiría el papel impreso con esa expresión. “No conversé mucho con Camilo”, afirmó el fotorreportero de origen campesino. Sin embargo, a comienzos del presente año tuvo que hablar más de lo habitual sobre él porque realizó su primera exposición personal en México con instantáneas de Fidel, Raúl, Che y Camilo, y hubo entusiasmo por su figura. “Muchos lo conocían a pesar de haber muerto tan pronto”, dijo. Por diversos motivos, Perfecto dejó de captar momentos irrepetibles. Lo imperdonable para él es no haberse hecho una foto con los líderes mencionados en su entrevista, excepcionalmente una con el Comandante en Jefe en el pico Turquino, en 1964.

Tomado de la revista Verde Olivo

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