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BLAS ROCA CALDERÍO: PARADIGMA REVOLUCIONARIO.

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Blas Roca Calderío fue un destacado dirigente que dedicó su vida a la lucha revolucionaria y al Partido Comunista, desde muy joven hasta su muerte el 26 de abril de 1987 a los 78 años.

Nacido con el nombre de Francisco Calderío, el apelativo de Blas Roca surgió al calor de sus publicaciones revolucionarias y políticas aparecidas en diversos medios durante su etapa juvenil, en los cuales firmaba con ese seudónimo, devenido una suerte de estandarte.

En 1924 a la edad de 16 años después de fuertes estudios y autopreparación aprobó los exámenes que lo habilitaban para el magisterio, profesión que solo pudo ejercer durante tres meses por falta de recomendación política. Es entonces que siguiendo la tradición familiar se emplea en una fábrica de zapatos, adquiriendo así el noble y modesto oficio de zapatero. Inicia su labor revolucionaria en los difíciles años de la década del 20 de la República Neocolonial.

En 1929 fue elegido Secretario General del Sindicato de Zapateros en Manzanillo, e ingresó en el Partido Comunista que años antes habían fundado Carlos Baliño, José Miguel Pérez y Julio Antonio Mella

Ya en 1931 se le ve fundando el Partido Comunista en Oriente, del cual resultara integrante del Comité Central. Una responsabilidad que también compartían Lázaro Peña y Jesús Menéndez. A mediados de 1932 fue apresado y enviado por un año a una prisión de Guantánamo.   El aislamiento obligado no impidió su labor política y desde la cárcel escribió artículos que circularon clandestinamente.

También fundó un periódico en formato de mimeógrafo llamado Voz Proletaria, y enviaba colaboraciones a medios como Mediodía y Noticias de Hoy. Se las arregló, además, para ser integrante de la dirección de la revista mensual El Comunista.

Es importante destacar su labor organizativa y política que alcanza especial
dimensión en los días finales de la lucha contra el tirano Machado, al dirigir en su
provincia las batallas obreras y populares que culminaron con la histórica huelga
general de agosto de 1933.

En este propio año, Rubén Martínez Villena, máximo dirigente de los comunistas a nivel nacional, por las cualidades de Blas Roca lo llama para que se traslade a La Habana y se haga responsable de la dirección del Partido Comunista en la capital del país.

A su vez se le encomienda atender el semanario Bandera Roja, Órgano Central del Partido. No pasó mucho tiempo y es elegido Secretario General del Comité Central del Partido, cargo en el que fue ratificado durante la celebración del Segundo Congreso en 1934. De este modo, a los 26 años, Blas Roca Calderío se había convertido en el jefe del Partido de los comunistas cubanos, cargo que desempeñó durante 27 años. Desde entonces «Fue perfilando el papel de la clase obrera y del pueblo cubano como conductor de una lucha destinada a lograr la independencia
nacional y construir el socialismo». (Carlos Rafael Rodríguez, 1997)

Luego del triunfo de la Revolución desempeñó altas responsabilidades en el Parlamento y el Partido. .A causa de una prolongada enfermedad, muere el 25 de abril de 1987, a los 78 años de edad. Por decisión de la dirección de la Revolución fue sepultado en El Cacahual con honores de General muerto en campaña, y de acuerdo a su deseo en “tierra pelada”.

En la despedida de su duelo, Fidel expresó:

«Ha dejado de existir un hombre excepcional, de singulares virtudes y extraordinario talento. Un revolucionario ejemplar que dedicó por entero su vida a la causa de los humildes, maestro y conductor de comunistas por más de medio siglo, combatiente indoblegable que durante casi tres décadas dirigió el primer partido marxista-leninista de Cuba»

Blas Roca constituye un ejemplo de revolucionario cabal que guiado por las doctrinas martianas y marxistas-leninistas supo responder a los requerimientos de su época histórica. En una ocasión expresó: «Si tuviera que definir mi vida, diría algo muy
simple: ha sido un campo de batalla, nunca he dejado de luchar y nunca ni en las circunstancias más adversas he perdido la fe en el futuro. Ese ha sido mi escudo y mi bandera.»

 

 

 

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